Tecámac, Méx., Caprichosa, Celosa y Vanidosa forman parte del grupo de caballos empleados en el programa de producción de anticuerpos para tratar a pacientes con grado medio a severo de Covid-19. El martes pasado fueron inoculadas con fracciones de coronavirus, en busca de ese objetivo.
En países como Argentina, esta técnica para generar “inmunidad pasiva” ha logrado reducir hasta en “40 por ciento la mortalidad” de casos complicados, comentó a La Jornada Carlos Ortega Sánchez, titular de la Unidad de Producción de Plasmas Hiperinmunes de Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex). Especificó que tras las fases preclínicas y clínicas, México podría disponer de un tratamiento susceptible de ser utilizado para combatir las infecciones originadas por la diversas variantes del coronavirus.
Aclaró que este mecanismo no opera como las vacunas, las cuales inducen inmunidad activa, por lo que hizo hincapié en que la inoculación del suero equino no remplazará la aplicación de biológicos anti-Covid.
“Cuando una persona genera los anticuerpos por los mecanismos propios, como es el caso de una vacuna, se trata de inmunidad activa, y esa inmunidad tiene diferentes niveles de vigencia, de modo que cuando ingresa nuevamente el agente tenemos una respuesta más vigorosa, y en este caso con anticuerpos prefabricados en otra persona o en otro individuo (en este caso caballos), y aplicados a la persona, no permanecen, van a degenerarse y en algún momento se van a eliminar, entonces sí se requiere una vacuna anti-Covid para hacer una inmunidad activa.
“Lo que aplicamos a los caballos es una fracción de la cubierta del virus. Es el segmento que reconoce el receptor celular. Nuestras células tienen unos receptores, que cuando viene el virus ubica esta sección, y lo introduce. Les inoculamos el dominio de unión al receptor, RBD (Receptor Binding Domain).
“De esa manera se produce la infección del virus, se replica, y nos causa todos los signos que ya conocemos. Pero si esta sección del virus se encuentra bloqueada por anticuerpos, el receptor celular no lo puede tomar, y no lo puede introducir. Así se rompe la cadena de infección” en una persona.
Antonio Sánchez, gerente de Investigación y Desarrollo Bacteriano de Birmex y responsable técnico del proyecto, precisó que el plasma que se obtiene de los equinos se traslada al Instituto Nacional de Higiene, “donde lo procesamos para purificarlo, hasta obtener el granel puro”, es decir, sólo los anticuerpos, para realizar las pruebas preclínicas (en animales, hámsters o hurones, que son susceptibles de infectarse con el coronavirus), y posteriormente las pruebas clínicas (en humanos).
Consideró que si todo va bien, probablemente en el segundo semestre de 2022 se pudiera obtener el uso de emergencia, por parte de la Cofepris, pero recordó que hay investigaciones que se “caen” en las fases clínicas, por lo que hay que ser cautos en esas previsiones.
En una visita a la Unidad de Producción de Plasmas Hiperinmunes, indicó que a mediados de noviembre, veterinarios realizarán la “cosecha” de sangre de las tres yeguas. El lunes a sus compañeros equinos, Masimo y Cayetano, inoculados en septiembre, les fue “cosechada” sangre.
En promedio, es factible extraer de ellos entre “ocho y 10 litros de sangre en una donación”. Dado que los anticuerpos están en el plasma, se separa por sedimentación de los eritrocitos, los cuales son regresados a los caballos, y así se evita cualquier posibilidad de que desarrollen anemia.
Las “cosechas” pueden realizarse cinco veces al año, pues los animales deben tener unos meses (dos) de descanso del proceso, y además tras “las cosechas aplicamos una serie de medicamentos para evitar procesos de anemia: complejo B, hierro y estimulantes del metabolismo”.
En Birmex hay un “comité institucional interdisciplinario de cuidados de animales de laboratorio compuesto por médicos veterinarios, químicos y biólogos, y nos aseguramos que todas las poblaciones de animales se traten con el debido respeto y tengan el confort suficiente”.