Glasgow. En la Cumbre Climática de Glasgow (COP26) se escucharán con más fuerza que nunca las voces y los reclamos añejos de dos colectivos, quizá los más afectados por la deriva contaminante del planeta: la de los líderes indígenas de todas las regiones del mundo, que son testigos y víctimas directos de las catástrofes, de la destrucción que provoca la polución y el calentamiento global. Y la de la juventud, que más que nunca expresa su rabia y enojo con una clase política que no cumple con lo que promete, según expresan algunos de sus dirigentes, entre ellos la sueca Greta Thumberg, que a su llegada a la capital escocesa se convirtió en impulsora de la primera gran movilización contra los líderes del mundo.
Poco a poco, viajando desde los rincones más apartados del mundo, han ido llegando a Glasgow algunos de los líderes indígenas de todos los continentes, que se han confabulado para que en esta ocasión se escuche más que nunca su voz. Entre los líderes indígenas ya confirmados se encuentran, entre otros, José Gregorio Díaz Mirabal, de Curripaco, Venezuela; Tuntiak Katan, indígena de Ecuador; Claudetté Labonte, aborigen de la Guinea francesa; Levi Sucre, de Costa Rica; Sara Omi, de Panamá; Erick Cuéllar, de Guatemala; Sonia Guajajara, de Brasil; Régine Mboyo, de el Congo; y Jennifer Tauli-Corpus, de Filipinas, entre otros.
Un grito de defensa de su tierra que se sumará al que ya se escucha en las calles de Glasgow por parte de la juventud del mundo, en gran parte congregados y movilizados en torno al movimiento del que la sueca Greta Thunberg es una de sus líderes más conocidas, pero en el que hay representantes de todos los países y regiones.
A su llegada a Glasgow, Thunberg reconoció que la juventud está “enojada”, porque “el mundo todavía avanza en una dirección equivocada”. Y subrayó que a pesar de sus movilizaciones, de sus mensajes desesperados por que les escuchen los grandes líderes del planeta, “las emisiones globales todavía van en aumento. En 2021 está proyectado que registraremos el segundo mayor incremento de emisiones hasta ahora. Eso es un claro signo de que aún nos movemos en la dirección equivocada”, explicó.
A diferencia de otros jóvenes, ni Thumberg ni su movimiento fueron oficialmente invitados a participar en la COP26, como sí ocurrió en la COP25 de Madrid de hace dos años, en la que la propia joven sueca y otros jóvenes de su movimiento protagonizaron varios actos de protesta en el interior del recinto, ofrecieron ruedas de prensa en la sede oficial y se entrevistaron con algunos representantes públicos.
A juicio de Thunberg, los políticos “temen que si invitan a demasiados jóvenes radicales, les harán quedar mal”, pero “nosotros seguiremos movilizándonos para presionar a los políticos y lo haremos desde la calle, para que tomen medidas más ambiciosas, para que reaccionen de una maldita vez”.
“Lo que necesitamos es un gran cambio en la narrativa alrededor de la crisis climática, necesitamos alcanzar una masa crítica de gente que exija cambios. Por ahora, es más eficiente hacerlo desde la calle que desde dentro, pues la realidad siempre es un poco peor de como nos la presentan”, afirmo la activista, que además de las protestas callejeras inició hace unas semanas una recogida de firmas de una carta que tituló “traición”.
Y explica que la “traición” es “como la gente joven alrededor del mundo describe a nuestros gobiernos, que han fallado con la reducción de las emisiones de carbón. Y eso no es un sorpresa”, advierte. Y reclama con más contundencia que nunca a “actuar ya”.