Apenas estuvo dos meses en el Senado y la madrugada de ayer el llamado “superdelegado” , Gabriel García Hernández, obtuvo licencia para ausentarse de forma indefinida de sus tareas legislativas, en medio de un alboroto provocado por la panista Lilly Téllez, quien lo amenazó de que va por él y le exigió que no aceptara ningún cargo, a fin de que pueda ser investigado “por el pésimo manejo de los programas sociales”.
La licencia fue el penúltimo punto en una sesión que llevaba ya 15 horas; la presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero, iba a poner a votación el tema cuando la senadora del PAN pidió la palabra para dirigir unas palabras de despedida al senador García Hernández.
Del lado de Morena comenzaron a surgir murmullos que se convirtieron en gritos, mientras la ahora panista soltaba sus amenazas. “Si va usted a otro cargo lo vamos a estar revisando”.
El tono de Téllez se iba elevando. “¡Lo vamos a traer bajo nuestro ojo!”, señaló, gesticulando y dándole órdenes “¡ Manténgase sin cargo, es lo que más le conviene para que puede ser investigado por la Fiscalía General de la República!”, concluyó con voz chillona, que debió subir más de volumen para poder hacerse escuchar ante los gritos y reclamos de senadoras de Morena.
El morenista Eduardo Ramírez y la coordinadora del PES, Sasil de León, expresaron apoyo y solidaridad a García Hernández, quien subió a tribuna, quizá por última vez, para pedir a su vez a la panista Téllez que “limpie su alma” del odio que acumula, “porque la va a consumir”.