Ciudad de México. Ubicado en la región más desigual del mundo, México destaca por la disparidad de horas de trabajo entre hombres y mujeres, por tener una población de mediana edad con mayores problemas de estrés, así como por las brechas de pobreza que se abren entre personas con una educación terciaria y primaria. En todos estos rubros, el país se ubica por arriba del promedio de América Latina, exhibe la Organización para la Cooperación y en Desarrollo Económicos (OCDE).
El informe ¿Cómo es la vida en América Latina? reporta que entre los indicadores de bienestar México está mejor evaluado en la baja mortalidad infantil y en la expectativa de vida. También, entre sus mejores puntajes se encuentra el bienestar subjetivo, un indicador en el qué las personas reportan qué tan satisfechos se encuentran con su vida.
Por el contrario, con datos de 2020, los rubros peor calificados son la exposición al aire contaminado, así como el bajo acceso a internet, muestra el estudio que se elaboró también en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, la República Dominicana, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay.
De acuerdo con la OCDE, México es de los países latinoamericanos mejor evaluados en cuanto a confianza hacia otras personas y al gobierno; el primero decreció entre 2000 y 2020 y el segundo aumentó. Se califica de manera regular la formación bruta de capital fijo, la proporción de jóvenes sin trabajo, educación o capacitación, así como las emisiones de efecto invernadero por habitante.
Por último, los rubros peor evaluados son los ingresos del gobierno, el sobrepeso y su posición en el índice de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
De acuerdo con el informe de la OCDE, la pandemia de Covid-19 ha puesto de relieve la importancia del acceso a la atención sanitaria para los problemas de salud física y mental. Previo a la crisis, aproximadamente el 25 por ciento de la población de América Latina no tenía acceso a servicios esenciales de atención sanitaria.
Esto en el marco de un periodo que no sólo implicó la necesidad de atender condiciones médicas físicas, sino también el deterioro en la salud mental. “Por ejemplo, uno de cada dos mexicanos aseguró que la pandemia había incidido negativamente en su salud mental (51 por ciento), y casi uno de cada cuatro indicó sufrir al menos un problema de salud mental (22 por ciento)”, consignó la OCDE.
Agregó que también es probable que las condiciones del confinamiento hayan modificado los patrones delictivos: durante el primer semestre de 2020, el 22 por ciento de los hogares de México fue objeto de robo, allanamiento o hurto, lo que contrasta con el 35 por ciento de un año antes. Sin embargo, el número de homicidios experimentó un escaso cambio.
Detalló que si bien en América Latina la pobreza absoluta se redujo de afectar a 1 de cada 3 personas en 2006, a 1 de cada 5 en 2019, “la pandemia de Covid-19 corre el riesgo de revertir muchas de las mejoras en el bienestar de las personas logradas en las últimas dos décadas en la región, así como de profundizar los desafíos existentes”.