Helsinki. Después de la carne, ¿café de laboratorio? Científicos finlandeses desarrollaron una nueva técnica que permite fabricar de forma más sostenible una de las bebidas más consumidas del planeta.
“Es realmente café, porque no hay otra cosa que materia del aromático en el producto”, asegura a Heko Rischer.
Este nuevo oro negro no ha sido molido, pero resulta de un cúmulo de células procedentes de una planta de café, en unas condiciones de temperatura, luz y oxígeno controladas al detalle en un biorreactor.
Una vez torrefacto (tostado), el polvo se prepara exactamente de la misma manera que el café clásico.
Para el equipo de Rischer, el instituto finlandés de investigación técnica VTT, este método permite evitar los actuales problemas ambientales del aromático, cuya producción mundial se acerca a 10 millones de toneladas de grano.
“El café es claramente un producto problemático”, afirmó el especialista, señalando que el cambio climático resta productividad a las plantaciones y empuja a los agricultores a ganar terreno al bosque tropical para ampliar cultivos.
“También está el aspecto del transporte, del uso de combustibles fósiles (…), por tanto es lógico buscar alternativas”, insistió.
El café desarrollado por ellos se basa en los mismos principios de agricultura celular que se usan cada vez más para la carne cultivada en laboratorio, que no implica matar animales.
Este producto fue aceptado para la venta en 2020 por las autoridades de Singapur, una primicia en el mundo.
El equipo finlandés desarrolla ahora un análisis más profundo de la sostenibilidad de su producto si se fabrica a gran escala.
“Sabemos ya que nuestro consumo en agua, por ejemplo, es netamente inferior a lo que es necesario para el crecimiento en los campos”, explicó Rischer. La técnica necesitaría también menos mano de obra que la producción tradicional.
Una de las naciones de más consumo en el mundo
El proyecto adquiere una importancia particular en Finlandia que, según analistas del centro de datos Statista, se sitúa entre las naciones con más consumo de café del mundo, con una media de 10 kilos por persona al año.
Para los amantes del café, la clave de su éxito será el gusto. Hasta ahora, sólo un panel de “expertos sensoriales” especialmente formados recibió autorización para degustar esta nueva bebida por su estatuto de “nuevo alimento”.
“Una de las directivas del comité de ética es sólo probar y escupir, no tragar”, señaló Heikki Aisala, quien dirige a los catadores.
“Respecto del café ordinario, el café celular es menos amargo”, según Aisala, que avanza la tesis de un contenido en cafeína ligeramente más bajo. También es menos pronunciado el gusto afrutado.
“Dicho esto, tenemos que admitir que no somos torrefactores profesionales y que una gran parte de la creación de aromas se origina en el proceso de torrefacción”, expuso Rischer.
Una vez que las pruebas y el perfeccionamiento del proceso están terminados, el equipo espera encontrar un socio para aumentar la producción y poder comercializar su café celular.
Los investigadores estiman que se precisarán al menos cuatro años para que el café de laboratorio llegue a los estantes de los supermercados.
Hay otras iniciativas en marcha para encontrar una alternativa más sostenible al café.
La empresa emergente Atomo de Seattle anunció en septiembre haber recaudado 11.5 millones de dólares para un “café molecular” con el mismo gusto que el café, pero procedente de materia orgánica de otra planta.
Aun así, estudios realizados en Estados Unidos y Canadá desvelan una desconfianza del público, especialmente de mayor edad, ante los sustitutos alimentarios cultivados en laboratorio.
Dejando de lado las ventajas para el medio ambiente, algunos especialistas de política alimentaria también advirtieron que la subsistencia de los productores de café puede verse amenazada si se generalizan estos productos.