París. A 400 kilometrós de altura, el astronauta francés Thomas Pesquet ha sido un particular testigo de las catástrofes naturales que han sacudido a la Tierra en los últimos seis meses.
Desde la Estación Espacial Internacional (ISS), donde concluye su segunda misión, el astronauta revela a la Afp su preocupación por el futuro del planeta, a pocos días del inicio de la COP26.
P: ¿Qué imágenes de catástrofes naturales le han impactado más?
R: Los huracanes y los fuegos forestales. Nunca había visto nada igual. Fuegos de una magnitud increíble, con columnas de humo visibles desde el espacio durante días y días… Era impactante constatar la energía que se liberaba y los daños sufridos por la gente que tuvo la mala suerte de hallarse en su trayectoria. También vimos una sucesión de tempestades tropicales extremadamente impresionantes, se podía ver a través del ojo del ciclón. Son muros de nubes de una potencia fenomenal, cada vez más frecuentes, más destructores.
P: Ver la Tierra desde ahí arriba por segunda vez en cinco años, ¿ha reforzado su idea sobre su fragilidad?
R: Sí, claramente. Ver el planeta desde la ventanilla te hace pensar. Pero verla una vez es suficiente: solamente con pasar dos días en el espacio, el simple hecho de tomar distancia, de ver la fragilidad de la atmósfera, esa burbuja de jabón que nos preserva de la imposibilidad de vida en el espacio, ese oasis increíble… eso te marca para el resto de tu vida.
Y cuando vemos los cambios a largo plazo (evidentemente más allá de cinco años), no puedes dejar de sentirte involucrado. Es por eso que intenté comprometerme más con el medio ambiente, como embajador de la FAO para la protección del planeta.
P: ¿Qué le preocupa más a corto plazo? ¿Qué medidas urgentes hay que tomar contra el calentamiento del clima?
R: Lo que más inquieta es que no logremos ponernos de acuerdo a nivel internacional, y que las cuestiones económicas sean prioritarias por delante de las cuestiones medioambientales. Es un razonamiento cortoplacista, puesto que a largo plazo los beneficios de las empresas están directamente amenazados por el cambio climático.
Cuando uno observa que la Gran Barrera de Coral australiana no ha entrado en la lista de patrimonio mundial en peligro a causa de la presión del gobierno, uno piensa que las prioridades no son correctas, y eso es preocupante.
Lo primero que hay que hacer es escuchar a los expertos, que dedican su vida entera a aportar respuestas a nivel local, regional, nacional, global. Hay que intentar aplicarlas.
La prioridad número uno es salir del carbono. Hay que dar prioridad a la energía renovable o descarbonizada… Y luego aplicar medidas obligatorias, es decir los acuerdos internacionales a los que se comprometieron los países. Para eso sirve un foro como la COP26, sentenció Pesquet.