La alta densidad poblacional y el alto número de personas en situación de pobreza ocasionaron que la zona metropolitana del valle de México fuera una de las más golpeadas por la pandemia, según el informe Movilidad y la Covid-19, impactos socioeconómicos en las personas y las empresas de la ZMVM, del Programa de Naciones Unidas de Desarrollo (PNUD) presentado la noche de ayer.
“Compuesto por tres entidades, Ciudad de México, estado de México y un municipio de Hidalgo (Tizayuca), tiene una gran cantidad de densidad poblacional, pues cuenta con alrededor de 20 por ciento de la población total del país; también hay poco más de 20 por ciento de la población total en pobreza con aproximadamente 12.9 millones de personas en esa condición.”
Por estas características se entiende por qué esta zona se vuelve “una de las más golpeadas por la pandemia”, aseveró Octavio Mendoza, especialista del proyecto Iniciativas Gerenciales del PNUD México al presentar el informe.
De acuerdo con el análisis, ante la crisis sanitaria el área periférica del valle de México concentró un aumento de la movilidad y de gente con sueldos bajos, “lo que volvió a la persona vulnerable ante la pandemia al contar con pocas posibilidades para ahorrar, así como de atender necesidades básicas y adicionales”.
Otro indicativo fue que “en la periferia se encontró reducción de personal ocupado, más sueldos bajos, mayor creación de microempresas y aumento de la informalidad”.
El estudio señala que a mayor movilidad se incrementó el empleo informal “debido a la necesidad de la población en las zonas periféricas para poder conseguir un ingreso diario que les permitiera subsistir”.
Ante eso, se recomienda fomentar nuevos empleos que involucren el trabajo presencial y remoto cuando la empresa y tipo de giro lo permitan, pues el beneficio sería reducir la movilidad, las emisiones de bióxido de carbono y menos caos vial.
Otras medidas son “proteger los empleos formales con seguros de desempleo e incentivos para que las empresas mantengan a las personas contratadas en un trabajo formal”, así como promover la universalidad de los esquemas de movilidad social independientes del estatus laboral “con el fin de proteger a las personas en la informalidad”.
También se sugiere generar iniciativas que posibiliten que las fuentes de empleo no se concentren en ciertos territorios, lo que evitaría largos trayectos para llegar al trabajo. Además, se requieren nuevas actividades que mitiguen los efectos de posibles contingencias.