Jartum. Las protestas en la capital de Sudán contra el golpe de Estado que derrocó al gobierno de transición continuaban ayer, a pesar de la represión que dejó siete muertos y decenas de heridos.
“No hay vuelta atrás”, gritaban los manifestantes al desafiar a los militares liderados por el general Abdel Fattah Burhan, quien disolvió al gobierno de transición, detuvo a la mayoría de los dirigentes civiles y declaró el estado de emergencia.
Activistas declararon una “huelga general” y llamaron a la desobediencia civil contra el golpe de los militares, que prometieron formar un gobierno “competente” a la brevedad y seguir con la transición hacia las elecciones libres a realizarse en 2023.
Bajo un mar de banderas nacionales, miles de sudaneses tomaron de nuevo las calles de Jartum. Para los manifestantes, se trata de “salvar la revolución” que hace dos años sacó del poder a Omar Bashir (1993- 2019), tras una ola de represión que mató a 200 personas.
El lunes, al menos siete manifestantes murieron por balas “disparadas por las fuerzas armadas” y más de 140 fueron heridos, indicó el sindicato de médicos prodemocracia.
Las fuerzas de seguridad de Jartum lanzaron gas lacrimógeno contra manifestantes que bloqueaban una carretera en las afueras de la capital para protestar contra la asonada.
Las voces críticas acusan a Burhan de haber “traicionado” la revolución de 2019. Él se defendió en una rueda de prensa con el argumento de que disolvió el Consejo Soberano, integrado por civiles y militares, porque “algunos atacaban al ejército e incitaban contra este componente esencial de la transición”.
También habló del premier Abdala Hamdok, arrestado la víspera, cuya liberación exigió la comunidad internacional. El jefe del ejército aclaró que Hamdok fue detenido por su seguridad y que era “un invitado en mi casa” –adonde fue llevado en primera instancia–, y añadió que el ex economista de la Organización de Naciones Unidas (ONU), “goza de buena salud y regresará a su casa cuando termine la crisis”.
Más tarde se informó que Hamdok y su esposa ya están en su casa, aunque bajo estrecha vigilancia.
Burham también indicó que algunos miembros del gobierno depuesto podrían ser sometidos a juicio.
La oficina de Hamdok anunció que “varios ministros y dirigentes políticos siguen arrestados pero se desconoce su paradero”.
Los manifestantes se niegan a rendirse, pese a que los giolpistas cortaron el Internet y el servicio de telefonía.
Aunque ahora sabemos dónde está el jefe de gobierno “no saldremos de las calles hasta que se reinstale el gobierno civil. Y después del fiasco en la cooperación entre militares y civiles nunca volveremos a aceptar una alianza con el ejército”, declaró a la agencia de noticias Afp Hocham al Amin, ingeniero de 32 años.
La comunidad internacional condenó el golpe de Estado en el país africano. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer para discutir el tema.
Rusia atribuyó el golpe a “una política equivocada y a la injerencia extranjera” en este país, donde rusos, turcos, estadunidenses y sauditas se disputan la influencia atraídos por sus estratégicos puertos en el mar Rojo.
Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, dijo que teme “un desastre” si Sudán retrocede en la búsqueda de democracia tras décadas de dictadura.
Ante las críticas, el general Burhan afirmó que respetará los acuerdos internacionales firmados por Sudán.