Gilberto Santa Rosa respira, vive y trasmite el vibrante ritmo caribeño. Llamado El caballero de la salsa, enfatiza su respeto a la mujer, pues “nunca utilizaría mi música para denigrar” al género femenino. De hecho, en sus conciertos solía presentarse con orquestas de mujeres.
Santa Rosa, con una trayectoria de 44 años, es símbolo innegable de la salsa y un artista reconocido en diversas latitudes, como lo será en la entrega anual del Grammy Latino, donde recibirá el premio a la excelencia musical, en ceremonia privada en Las Vegas, el 17 de noviembre.
“Estoy contentísimo; le he dicho a todo el mundo que, además de ser reconocido, mira en el grupo en el que lo hacen, imagínate tú. Estoy celebrando que mi nombre esté entre grandes estrellas latinoamericanas a las que respeto mucho.”
Entre las figuras que serán reconocidas junto con Santa Rosa están Martinho da Vila, Emmanuel, Sheila E & Pete Escovedo, Fito Páez, Milly Quezada y Joaquín Sabina.
En entrevista con La Jornada, el mítico salsero puertorriqueño sostuvo que a lo largo de más de cuatro décadas de trayectoria “han sido más las satisfacciones que los obstáculos”, y que una de sus preocupaciones es la violencia, “al punto que a nadie impresiona; se ha convertido en algo cotidiano; nos estamos volviendo insensibles, lo cual es peligroso”.
Durante el confinamiento, contó, se mantuvo activo, pues “me ocupé más que preocuparme y así se me pasó todo más rápido; me refugié en el estudio con músicos y artistas; hice conciertos virtuales, ahora comienzo una gira y en enero termino un disco. Es todo a la vez, me estoy divirtiendo, siento que soy yo de nuevo, haciendo cosas para disfrute del público”.
De hecho, la interacción con la gente, señaló, “es insustituible; se pueden hacer muchos discos, conciertos virtuales o inventar la rueda, pero ese contacto con el público es especial; es una cosa impresionante; además, ver cómo te reciben, te quieren y tratan, no tiene sustituto en el mundo”.
El intérprete de Vivir sin ella y Conteo regresivo recordó: “Descubrí la música a muy temprana edad; tuve una casa muy sólida, en mi familia me enseñaron cosas muy bonitas, por eso mi respeto a la mujer; yo nunca voy a utilizar mi música para denigrarla ni para ser irrespetuoso. En realidad, mi carrera ha sido muy satisfactoria”.
Oportunidad de cantar, bailar y disfrutar
Agregó: “Me encanta la música que hago, porque el género de la salsa es muy rico, te da la oportunidad de cantar cosas bonitas y, a la vez, bailar y disfrutar de lo que es el ritmo caribeño, de todo eso que te mueve”.
No dudó en definir su música. “La mía siempre ha ido entre lo tradicional y lo moderno; sin duda, es la fórmula que utilizo y para esto tengo muchos aliados como son los compositores y arreglistas, pero el norte mío, siempre ha sido hacer música tradicional revestida de moderno”.
Además, “en mi caso, como intérprete, canto temas que tienen conexión con la gente, que hablan de diversos temas, pero sin herir a nadie, utilizando mi capacidad de improvisar que, en este género, tengo espacio para hacerlo.
“A grandes rasgos –destacó–, mi música es romántica con mucho ritmo y a eso me he dedicado en 44 años, los primeros 10 con diferentes orquestas y 34 como solista”.
Sobre su inigualable voz contó: “Mira, te voy a decir, siempre he trabajado con el talento natural, después ya de adulto tomé algunas clases para defenderme, pero recuerdo que tuve una crisis y conocí a un médico, que me recomendó cómo cuidar mi voz y empecé a hacerle caso. Soy un poco fuera de lo común, pues por lo regular los cantantes, cuando pasa el tiempo, pierden el registro alto, pero a mí se me amplió y fue gracias a los consejos que recibí”.
En enero, el cantante llegará “contento” a México, país que, expresó, “me ha dado cariño durante muchos años; cuando estuve por primera vez, en 89, el pronóstico fue que iba a ser mi única visita y –ríe satisfecho– desde entonces no ha habido un año que no haya regresado”.
Gilberto Santa Rosa está convencido de que la salsa es un género “medicinal y bueno para la salud”, pero uno de sus sueños, tal vez una utopía, expresó, es “vivir en paz, tener la tranquilidad de salir a la calle e ir a lugares a divertirse y no a buscar problemas”.
Gilberto Santa Rosa es uno de los pocos artistas de salsa que surgió en los años 80, cuando la explosión del género de la década anterior pasaba por inevitables altibajos. Luego de participar en varias orquestas boricuas en los 70, en 1981 fue contratado por el director de orquesta Willie Rosario, lo cual confirmó su reputación como promesa de la música tropical.
Pero cuando lanzó su primer LP como solista, Good Vibrations, en 1986, Santa Rosa había asimilado el azucarado estilo de la salsa romántica, fusionándolo con la intensa estética afrocaribeña que atesoraba. Este equilibrio es la clave de himnos como La agarro bajando, Conciencia y Que alguien me diga.