La voz de Nora García, protagonista de la novela El rastro, de Margo Glantz (Ciudad de México, 1930), llega por fin a los escenarios mexicanos, arropada por el tango y la “conmovedora belleza” de la adaptación teatral que realizó la actriz argentina Analía Couceyro, dirigida por su compatriota Alejandro Tantanian.
El monólogo teatral se estrenará este miércoles 27 y jueves 28 de octubre en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) de la Ciudad de México, como parte del Circuito Cervantino de la edición 49 del Festival Internacional Cervantino (FIC).
Se trata de un trabajo “extraordinario” que se presentó por primera vez en Buenos Aires en 2014, para luego tener varias funciones en ese país y en España, cuenta la autora en entrevista con La Jornada.
El rastro (finalista Premio Herralde/Anagrama 2002 y Premio Sor Juana Inés de la Cruz que otorgó la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2003) aborda la historia de Nora García, quien regresa a su pueblo para asistir al velorio de su ex marido, Juan, quien murió de un infarto. A partir de ahí se generan en ella una serie de pensamientos con relación al corazón, su funcionamiento y las lecturas poéticas de este órgano.
Sobre todo, se trata de un minucioso relato en el que Glantz entrelaza ciertos aspectos de la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, en particular fragmentos de Esta noche mi bien cuando te hablaba, versos que están articulados con la narración.
La obra de teatro “sintetiza muchos de los pasajes de un libro que es complejo. Pero Analía logró captar lo narrativo y fundamental de mi texto, además de que es una excelentísima actriz. De esa manera, mi novela adquiere una dimensión muy importante que me conmovió por su belleza cuando la vi en Buenos Aires en 2015”, recuerda Margo.
La escritora añade que “para que un monólogo teatral funcione necesita ser muy interesante y que al mismo tiempo quien lo represente sea una persona excepcional, porque si no, el teatro se volvería insoportable. Analía, dirigida por Tantanian, logra un nivel extraordinario. La obra es un tour de force, donde la actriz hace todo, acompañada por el chelista Rafael Delgado, lo cual es un acierto porque El rastro es un libro en el que la música tiene un papel preponderante.
Nostalgia del amor perdido
“La protagonista del relato deja ver sus sentimientos al contemplar el cuerpo de un hombre con el que vivió largo tiempo, a quien dejó y vuelve a ver ya muerto. El recuerdo de ese cuerpo, cuando estuvo vivo, le trae la memoria de esa relación amorosa muy intensa; al mismo tiempo hubo una relación profesional, también intensa, porque ella era pianista y él chelista.
“Toda esa nostalgia del amor perdido, de ver al muerto y al mismo tiempo la violencia que le produce la gente que llega al entierro, transcurre con mucha música al fondo; en la obra de teatro el tango es muy importante, porque es profundamente melodramático.
“Toda relación sentimental que se vuelve extrema tiene un elemento melodramático, y el tango lo subraya con sus elementos desgarrados, trágicos y casi cursis. Analía logra dar todas las tonalidades al texto, desde la desesperación por la muerte, hasta el sentimiento de violencia al ver a las personas alrededor y la distracción que le producen cosas del entorno, pues, aunque se trata de un entierro, siempre tiene algo de ridículo; quienes acuden a un velorio a veces se comportan de una manera bastante ridícula y lo que menos les importa es el muerto.”
Glantz considera que otras de sus obras podrían llevarse a escena, como algunos fragmentos de Genealogías o de Simple perversión oral. Detalla que el director de teatro José Luis Ibáñez solía leer en voz alta sus textos, “y encontraba un sentido que no hallaba yo al escribirlos, pues al decirlos adquirían una potencialidad y profundidad que cuando uno escribe no nota”.
La asistencia de la escritora al estreno en México de El rastro en el Cenart y en Guanajuato, así como el viaje que tiene en puerta a Guadalajara para recibir la medalla Carlos Fuentes que le otorga la Feria Internacional del Libro significan para Glantz comenzar a salir, con precauciones, del confinamiento derivado de la pandemia de Covid-19.
Si bien asegura que durante los meses de encierro trabajó mucho participando vía Zoom en festivales, cursos y entrevistas, su escritura se paralizó. “En general, todo está un poquito lentificado, pero vamos a reactivarnos con las salidas. Estoy muy contenta por la medalla que han recibido personalidades como Paul Auster y algunos premios Nobel.
“Espero que luego del encierro que tuvimos que pasar por la pandemia, y a pesar de las dificultades que hay en la cultura, ésta florezca. La cultura siempre lo hace, sobre todo en condiciones difíciles. Hay quienes escribieron más; la experiencia del encierro, la posibilidad del contagio, el miedo a la enfermedad van a producir algo interesante, por lo menos en mi escritura; ojalá.”
En cuanto a su corazón de escritora, Margo compartió que se encuentra un poco averiado “porque me hicieron una operación. Me cambiaron la válvula aórtica, por una de cerdo, así que soy una mujer-cerdo; fue un pedacito chiquito, pero el corazón ahora me funciona muy bien”.