Tomó dimensión más amplia porque su difusor del momento fue Claudio X. González Guajardo, promotor empresarial de coaliciones electorales y legislativas contra el obradorismo, pero en las redes sociales ya llevaba semanas ese amago fascistoide a los impulsores y defensores de la llamada Cuarta Transformación (4T), aunque desde cuentas de Internet menos relevantes que la de uno de los seis hijos de quien fuera presidente del consejo de administración de Kimberly Clark de México y principal accionista de esta empresa.

Este viernes recién pasado, antes de las nueve de la mañana, González Guajardo llamó por Twitter a “tomar nota de todos aquellos que, por acción o por omisión, alentaron las acciones y hechos de la actual admon (sic) y lastimaron a México. Que no se olvide quien (sic) se puso del lado del autoritarismo populista y destructor”.

Amagos similares habían estado insertándose muchos días atrás en redes sociales, en una especie de amedrentamiento social e histórico: deberán pagar cuentas más adelante quienes hoy persistan en apoyar a la citada 4T, y vergüenza debería dar el aceptarse como seguidor o apoyador del “dictador”, el “tirano”, al que en esas cuentas suelen describir en términos de senectud discapacitante.

La intención claudista de colocar ante un hipotético paredón cívico a quienes hubiesen “alentado” al obradorismo o se hubiesen puesto “de lado” de él tiene un terrible tufo vengativo de “ajusticiamiento” desde las élites en caso de retomar el poder.

Es un pensamiento de aristocracia (el gobierno de “los mejores”) envuelto en papel de baño de las fábricas familiares, una derivación de lo dicho semanas atrás por Mario Vargas Llosa en una convención del derechista Partido Popular español, invocando que lo importante no es votar en libertad, sino “votar bien” (claro, ese “votar bien”, a juicio de las élites emparentadas con el franquismo y el pinochetismo).

El Presidente de México ha anunciado un fuerte apoyo al gobierno de Evelyn Salgado en Guerrero, que cuenta con mucho más que una asesoría ejecutiva de parte del senador Félix Salgado Macedonio, quien no pudo ser el candidato original por decisión de las autoridades electorales federales. Todo el gabinete presidencial estuvo en la capital del estado, Chilpancingo, para anunciar los compromisos de respaldo a la gestión de la joven mandataria.

Por cierto, el propio habitante de Palacio Nacional informó que el gobierno guerrerense solicitó al gabinete federal de seguridad que recomendara a alguien para ocupar la secretaría estatal de Seguridad Pública. Los generales y almirantes decidieron enviar a un mando marino para la entidad federativa y, de paso, para el cargo correspondiente a Acapulco. Tales cesiones venían haciéndose desde antes de la llegada de López Obrador al poder, pero ahora se reconocen abiertamente.

Una numerosa marcha de migrantes provenientes de Centroamérica avanzó ayer, por segundo día consecutivo, de Tapachula a la Ciudad de México, destino este de difícil alcance, tanto por la distancia a recorrer a pie aunque sobre rutas carreteras (más de mil kilómetros) como por la hasta ahora contenida pero ruda disposición de agentes mexicanos (Migración, Guardia Nacional y policías federal y estatales) para impedir que tal trayecto se cumpla, sobre todo a la luz de los compromisos de la administración obradorista con la de Joe Biden para que en territorio mexicano se frenen tales oleadas que, en este caso, coinciden con momentos de definición en Washington sobre políticas en la materia… Y, mientras Clemente Castañeda, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano y parte importante del equipo del gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, desatiende la invitación empresarial de Sí por México para lanzar una candidatura presidencial única en 2024 contra Morena y sus aliados, y se afirma en su pretensión de presentar un abanderado propio (tal vez Alfaro, Samuel García o Luis Donaldo Colosio Riojas), ¡hasta mañana!

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