El cambio de mandos en la policía municipal de Tijuana “provocó alteraciones” en las estructuras criminales que controlan la ciudad. Esa es la explicación que ofreció el Comisionado de la Guardia Estatal de Investigación, Carlos Flores, por el recrudecimiento de la violencia. Las lecturas de la declaración de Flores pueden ser varias, pero todas preocupantes. El pasado primero de octubre, Monserrat Caballero, de Morena, tomó posesión como presidenta municipal de Tijuana; no sólo es la primera mujer que accede al cargo vía elección popular directa –la anterior, Karla Ruiz, era suplente–, sino que el presidente Andrés Manuel López Obrador ponderó el hecho de que haya nacido en Oaxaca y sea el mejor ejemplo de una migración que triunfa en Tijuana.
Sin embargo, parece que las palabras presidenciales no tienen mayor efecto práctico en materia de seguridad. En la última semana tiraron dos cuerpos desnudos en un puente, dejaron restos humanos con mensajes y hubo varios ataques a policías. El jueves, frente a su casa, asesinaron a un policía de la Guardia Estatal de Seguridad e Investigación y se llevaron a otro, secuestrado. La pregunta de todos, después de las declaraciones de Flores, es si hay que esperar a que policías y bandidos de Tijuana se conozcan y se encuentren el modo para que vuelva la relativa tranquilidad.
Tijuana ha vivido una paz sui géneris. Hay ejecutados, descabezados y desmembrados todos los días, pero en las zonas periféricas. Uno que otro caso en los centros comerciales o los estacionamientos de grandes tiendas. La urbe está en el segundo lugar nacional de asesinatos dolosos. José Sánchez González es el nuevo secretario de seguridad del municipio. Tuvo ese mismo cargoa nivel estatal por un periodo muy breve durante los últimos meses del panista Francisco Vega de Lamadrid y tiene una larga trayectoria en ese sector, pero, a veces, eso no opera a favor. Sánchez González forma parte de una familia –es hermano de El Cuchillo–, que tiene una oscura historia ligada al panismo en Baja California. El gobernador Jaime Bonilla ha sido muy incisivo para señalar a los panistas que rodean a la mandataria electa, Marina del Pilar Ávila, pero ha guardado silencio sobre los que rodean a Monserrat Caballero.
Los tijuanenses quieren sentirse seguros, pero se preguntan cómo lo afrontarán las autoridades policiales y administrativas.