Como en el tianguis, en materia de donatarios, asociaciones, fundaciones y conexos en el ramo de la “filantropía” hay de todo: desde las pertenecientes a los barones marca Forbes (las de mayores caudales, desde luego) a las religiosas (que abundan), educativas, de investigación científica y salud, entre tantas otras. Algunas llaman la atención por su denominación y el alcance que eventualmente puedan tener, como en el caso de la “Asociación de Cónyuges de Diplomáticos”, “Fundación Aférrate al Delfín”, “Ayuda a la Iglesia que Sufre”, “Asociación Padre Pro, IAP” (hasta los cristeros tienen oportunidad) o “Fundación Caballo Amigo”, entre miles de ellas. Eso sí, todas tienen privilegios fiscales, que serán acotados a partir del próximo año.
Como lo informó la titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, los límites a los beneficios fiscales por donativos “sólo afectan a una minoría que ha abusado del esquema; de los 10 mil donantes registrados, únicamente unas 50 personas físicas, directores de fundaciones en su mayoría, verán afectados sus ingresos, entre ellos hay siete personas que donan millones, pero fueron a parar directamente a sus fundaciones familiares”. Como siempre, los menos encontraron en esto un filón adicional y se sirvieron con la mayor cuchara tributaria que encontraron (proporcionada por el régimen neoliberal).
La minoría rapaz –en su permanente búsqueda para aumentar sus haberes a costillas del Estado– ha evadido miles de millones de pesos y en la “filantropía” encontró otra ruta. Sólo para dimensionar de qué se trata, de 2008 a 2020 los “donativos recibidos por las donatarias autorizadas” se multiplicaron por 2.4 veces, al pasar de 22 mil 464 a 53 mil 440 en 2020, y de este último monto 79 por ciento se concentra en cinco entidades: Ciudad de México, Sinaloa, Nuevo León, estado de México y Jalisco, en ese orden.
En el caso de Sinaloa llama la atención que sea el segundo estado de la República con el mayor aumento en eso del “espíritu filantrópico”, pues de 2008 a mediados de 2021 el saldo respectivo se incrementó la friolera de 2 mil 184 por ciento, al pasar de 288 millones de pesos en el primero de los años citados a 6 mil 288 millones en el segundo, y de esta última cantidad 87 por ciento (5 mil 490 millones) corresponde a una sola “donataria autorizada”: Salud Digna AC, la misma que en 2008 apenas registró 8 millones de pesos, de acuerdo con la información de la Secretaría de Hacienda; el aumento en el periodo fue de 68 mil 625 por ciento. En sentido contrario, Campeche es la entidad con menos “filántropos”, con menos de 9 millones de pesos.
Por cierto, la “fundación”, “asociación” o lo que resulte, “Juntos Podemos”, de Josefina Vázquez Mota (al menos era la cabeza visible), que recibió “donativos” (cortesía de Luis Videgaray, José Antonio Meade, Claudia Ruiz Massieu, entre otros, en el sexenio de Peña Nieto) por alrededor de mil millones de pesos, no aparece en ninguno de los informes –año tras año– de “donatarios autorizados” por Hacienda, y se trata de una cantidad que no se puede esconder bajo el colchón.
Los que sí aparecen, y con fondos más que generosos, son bancos y banqueros (por ejemplo, la Fundación BBVA Bancomer –institución que se convirtió en una de las reinas del outsourcing–, con mil 255 millones de pesos), consorcios telefónicos, cadenas de supermercados, armadoras, grupos mineros, organizaciones de la cúpula empresarial (Consejo Mexicano de Negocios, AC, 300 millones de pesos), barones marca Forbes (Slim, Larrea, Baillères, Salinas Pliego –solo éste con 900 millones– y otros por el estilo; de hecho, ellos y sus “fundaciones”, “asociaciones” o lo que sean representan alrededor de 35 por ciento de los fondos registrados por Hacienda), cerveceras, refresqueras, televisoras, radiodifusoras, colegios privados (con las colegiaturas más elevadas del país) y muchas más. Quién sabe por qué, pero de repente a todos ellos les dio por ser “filántropos”. Tal vez por su enorme “$ensibilidad $ocial”.
Las rebanadas del pastel
Como buitres, barones autóctonos y trasnacionales sobrevuelan el litio mexicano, mineral estratégico. “Nuestro país está en el radar mundial” (Violeta Núñez Rodríguez, investigadora de la UAM), y se estima que las reservas nacionales de ese mineral representan 3 por ciento de las mundiales, con potencial para incrementarse. Si esta riqueza no se reserva a la nación, ya sabemos qué sucederá.