México es un país con mucho potencial para generar electricidad a través de energía solar y eólica, pero va rezagado en el desarrollo de estas tecnologías en un momento en que se requiere una matriz energética diversificada para no depender de una sola fuente, manifestó Ninel Escobar, subdirectora de Cambio Climático y Energía de WWF México.
Las asociaciones Mexicana de Energía Eólica (Amdee) y Mexicana de Energía Solar (Asolmex) indican que hasta marzo pasado en México se han invertido más de 21 mil 500 millones de dólares en proyectos eólicos y solares de gran escala, los cuales aportan una capacidad que supera los 13 mil megavatios, mientras 12 por ciento de la electricidad que se generó en el país entre enero y agosto de 2021 provino de la transformación del sol y viento, revela la Secretaría de Energía (Sener).
Además, hay 68 centrales de generación de energía eólica distribuidas en 15 entidades; tan sólo Oaxaca concentra 31 parques. Mientras, por el lado de la transformación solar, existen 82 granjas de celdas fotovoltaicas en 19 estados, de acuerdo con Asolmex.
En ese contexto, cuatro empresas extranjeras concentran poco más de una cuarta parte de la capacidad instalada: Enel, Iberdrola, Acciona y Engie, al poseer 39 de los parques de generación eólica y solar.
Si bien “México es un país con mucho potencial para la generación de estos dos tipos de energía (...), vamos atrás” en su desarrollo, expuso Escobar. No se debe ir tan lejos y compararse con naciones europeas, basta con voltear a Costa Rica o Uruguay, donde se ha migrado a fuentes renovables y hay días enteros en que el abasto sólo se da a través de ellas, explicó.
Detalló que ese viraje energético en América Latina se debe a que los países cuentan con los recursos naturales y a una política pública que fomenta la transición a través de la competencia entre las empresas, lo que ha hecho que las tecnologías se abaraten y con ello los costos de producción. Una estrategia que no puede hacer por sí mismo el sector público, dado el elevado costo de las patentes tecnológicas.
Agregó que en muchos países se ha fomentado la inversión en energía eléctrica a través de subsidios, que luego son retirados al abaratarse las tecnologías. Sin embargo, en México se han pagado más de 6 mil millones de pesos a 335 centrales privadas por Certificados de Energía Limpia, que suponían incentivos para generar energía renovable, pero que costarán a la CFE más de 100 mil millones de pesos en un plazo de 20 años, expuso el gobierno federal.
Escobar consideró que más allá de la discusión sobre fortalecer a la CFE, el debate energético debe centrarse en cómo migrar a un sistema descarbonizado, que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero; descentralizado, en el que varios actores participen de la generación, desde casas y escuelas hasta empresas, y digitalizado, para mejorar la gestión de la energía.