La pandemia ha representado un desgaste muy importante tanto en lo laboral como en lo personal para los trabajadores sanitarios, pero principalmente para las mujeres médicas que son madres. El resultado es que ahora “tenemos una población muy cansada, algunas con burnout” o síndrome de desgaste profesional y repercusiones incluso en lo familiar, afirmó Ingrid Vargas Huicochea, coordinadora de Investigación del Departamento de Siquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Indicó que, de acuerdo con un estudio realizado por esta entidad académica, el Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y la Escuela de Salud Pública de Harvard, durante los meses más álgidos de la emergencia sanitaria las mujeres aumentaron no sólo su carga de trabajo en los hospitales, sino también en sus casas, además de que manifestaron “agobio” y otras presiones debido a que sus redes de apoyo para el cuidado de sus hijos fueron disminuyendo por el confinamiento.
En entrevista, expuso que en el estudio participaron 537 mujeres médicas, madres de familia de diferentes estados del país, quienes en su mayoría expresaron que a lo largo de los primeros meses de la pandemia dejaron de lado “todo lo que era su cuidado personal” y aumentaron el número de horas de trabajo relacionadas con su profesión, pero también el tiempo dedicado al cuidado de los hijos o de personas dependientes, así como el destinado a la planeación y preparación de alimentos y labores domésticas.
Para un porcentaje menor, dijo Vargas Huicochea, la situación fue más compleja porque debido el escenario laboral en el que se estaban desempeñando, por la atención de casos Covid-19, tuvieron que separarse de sus familias. Esto significó que estuvieran varios meses alejados de sus hijos y de sus seres queridos “con la angustia de no saber cómo estaban, con la preocupación de no poder apoyar, pero con el miedo y esta restricción autoimpuesta para no llevar el contagio”.
A la par, añadió, manifestaron sentimientos de culpa por creer “que no estaban cubriendo ninguno de los estándares sociales impuestos para ellas, sentían que no se estaban desempeñando bien como madres, pero tampoco como médicas”.
En este contexto, Vargas Huicochea señaló que también hubo familias con padres ausentes y madres solteras “que, al ver limitados sus apoyos, muchas tuvieron que renunciar a sus trabajos”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), correspondiente al segundo trimestre de 2021, México cuenta con 305 mil 418 médicos, de los cuales 54 por ciento son hombres y 46 por ciento mujeres.