Londres. El esposo de una mujer británica-iraní encarcelada en Irán se declaró en huelga de hambre luego que un tribunal iraní ordenó mantenerla presa otro año más.
El domingo inició la huelga de hambre Richard Ratcliffe, esposo de Nazanin Zaghari-Ratcliffe, una trabajadora humanitaria que lleva más de cinco años encarcelada en Irán.
Ratcliffe permanecerá acampado frente a la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, informó Amnistía Internacional, agregando que la protesta busca presionar al gobierno del primer ministro Boris Johnson a que abogue por la libertad de Zaghari-Ratcliffe y de otros británicos-iraníes encarcelados.
Zaghari-Ratcliffe estuvo cinco años encarcelada en Irán luego de ser detenida en abril de 2016 en el aeropuerto de Teherán, acusada de tramar el derrocamiento del gobierno iraní. Ella, sus partidarios y diversos grupos de derechos humanos rechazan esas acusaciones.
En mayo fue sentenciada a otro año de cárcel, acusada de difundir “propaganda contra el sistema”, por participar en una protesta frente a la embajada iraní en Londres en 2009, un fallo que fue ratificado días atrás por una corte de apelaciones. El fallo incluye una prohibición de salir del país por un año.
Ratcliffe se declaró en huelga de hambre durante 15 días frente a la embajada iraní en Londres, y afirma que gracias a eso Irán liberó a su hija Gabriella, de 7 años.
“Trataremos de igual manera al gobierno británico. La verdad, jamás pensé que estaría haciendo una huelga de hambre dos veces, no es normal”, declaró Ratcliffe en un mensaje en el website change.org.
Enfatizó que Irán sigue siendo “el principal culpable” pero que el gobierno británico “también nos está decepcionando”.
“Es evidente que el caso de Nazanin se pudo haber resuelto hace meses sino fuese por ciertos intereses diplomáticos. El primer ministro debe asumir su responsabilidad”, añadió.
Zaghari-Ratcliffe era empleada de la Fundación Thomson Reuters, el brazo benéfico de la agencia noticiosa, y fue arrestada cuando regresaba a Gran Bretaña de Irán, donde había ido a visitar familiares. Grupos de derechos humanos denuncian que Irán suele detener a personas de doble nacionalidad para usarlas como fichas de negociación. Teherán lo niega.