Washington. El gobierno boliviano, presidido por Luis Arce, pidió “que la verdad brille” durante un panel en la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrado en Washington, en el que especialistas convocados por México, Bolivia y Argentina descartaron la existencia de un fraude electoral en los comicios de la nación andina en 2019.
Una auditoría de la OEA concluyó sin pruebas suficientes que hubo “manipulación dolosa” en esos comicios, en los que el entonces mandatario Evo Morales se declaró vencedor, aunque dejó el cargo a sugerencia de las fuerzas armadas, en medio de una fuerte conmoción social por los cuestionados resultados electorales de aquel año.
El viernes, en el foro ¿Qué pasó realmente en las elecciones de Bolivia de 2019?, en la sede del organismo regional, el procurador general de Bolivia, Wilfredo Chávez, señaló: “Señores y señoras, no hubo fraude en mi país”, al reseñar el resultado de la verificación de todas las actas realizado en Bolivia.
La semana pasada Chávez confirmó su versión luego de que la Universidad Pública de El Alto determinó que de las mil 555 boletas con supuestas irregularidades de esa contienda sólo 15 tuvieron faltas en la colocación de votos en frentes políticos erróneos. El procurador afirmó que la violencia desatada como “consecuencia” del informe de la OEA dejó 38 muertos, más de 300 heridos de bala y 2 mil 500 detenidos.
“El debate no es un caso cerrado, porque tenemos la verdad por encima”, añadió el procurador, y prometió un libro para “aclarar” lo ocurrido el 20 de octubre de 2019. “Que la verdad brille al final”, afirmó al deplorar que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, no estuviera presente en el foro a pesar de que su despacho está “a seis metros”.
Tampoco asistieron otros funcionarios de la OEA, como Francisco Guerrero, secretario de Fortalecimiento de la Democracia, y Gerardo de Icaza, director de Cooperación y Observación Electoral, quien ha denunciado como “parciales” y “sin rigor técnico” los estudios que cuestionaron el análisis de este órgano de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El embajador de Bolivia ante la OEA, Héctor Arce, aseguró de manera categórica que nunca hubo manipulación dolosa de los resultados electorales para alterar la voluntad popular, como tampoco existió prueba alguna ni el menor indicio de que haya habido alteración en el escrutinio.
Sus pares de México y Argentina ante la OEA, Luz Elena Baños y Carlos Raimundi, respectivamente, elogiaron que llegara “la hora de la verdad” sobre este caso. “Valoramos que los expertos hayan presentado sus análisis a pesar de la fuerte presión de la secretaría general” del organismo regional, comentó Baños, usual crítica de Almagro.
En el centro del debate está la paralización de un conteo preliminar en la noche de las elecciones y su reanudación un día después, con un considerable aumento de la ventaja de Morales, que aspiraba a un cuarto mandato consecutivo. Pero según algunos expertos invitados al panel, lo que se presentó como evidencia de irregularidades en realidad fue un “error” de valoración.
Jake Johnston, del Centro de Investigación Económica y Política, grupo de estudios con sede en Washington y coautor del informe Observando a los observadores, comentó que “la conducta de la OEA en relación con las elecciones de Bolivia de 2019 ha dado lugar a una clara intervención política, que se basó en estadísticas defectuosas y una tergiversación incluso de sus propios hallazgos”.
Francisco Rodríguez, de la Universidad Tulane en Luisiana, apuntó a los “errores de procesamiento de datos” en la auditoría de la OEA y agradeció los datos obtenidos por el diario The New York Times de las autoridades bolivianas, que le permitieron detectar problemas de metodología en el informe de la organización.