La tormenta tropical Rick se convirtió este sábado en huracán categoría 1 y se espera que se siga intensificando e impacte en nivel dos la noche del domingo y las primeras horas del lunes entre Zihuatanejo, Guerrero, y Lázaro Cárdenas, Michoacán, alertó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
A las 19 horas, tiempo del centro de México, el ojo del huracán se localizó a 265 kilómetros al sur-suroeste de Zihuatanejo, Guerrero y a 290 al sur de Lázaro Cárdenas, con vientos máximos sostenidos de 140 kilómetros por hora y rachas de 165. Mantiene una trayectoria hacia el nornoroeste a ocho kilómetros por hora.
Alejandra Méndez Girón, coordinadora del SMN, dijo que “se ha observado una aceleración” en el desplazamiento del fenómeno, por lo que resultarán afectados los estados mencionados, además de Oaxaca, Jalisco y Colima.
En Jalisco, la tarde del sábado se reunieron autoridades de los tres niveles de gobierno para monitorear la trayectoria, evolución y acciones de coordinación, además de iniciar el despliegue de personal para labores de monitoreo de cauces y zonas vulnerables, informó el gobierno estatal.
Zozobra en Nayarit; aún hay estragos por Pamela
En Nayarit, los habitantes del norte del estado aún no han podido sacar el lodo que formó un sobrepiso duro o está adherido a las paredes de sus casas, cuando las autoridades los están llamando a estar alertas ante la posibilidad de que Rick pueda dejarles mucha agua entre el lunes y el martes de la próxima semana.
Ante este pronóstico, el Ejército Mexicano continuará en los siete municipios afectados por el paso de Pamela, ocurrido el 13 de octubre.
Claudia Yesenia Mancinas, madre soltera de cinco hijos y habitante de Los Sandovales, localidad del municipio de Acaponeta, Nayarit, llora de impotencia al recordar que hace tres años, en 2018, sufrió la primera gran inundación que provocó el huracán Willa en categoría 3 y desbordó el río Acaponeta, llevándose todo lo que había podido comprar en 30 años de vivir en dicho lugar.
Señala que desde la construcción de la autopista Tepic-Villa Unión, los huracanes se han vuelto devastadores, y aun cuando “yo ya no quisiera vivir con este miedo, con esta incertidumbre, no sé a dónde o cómo irme", dice mientras se seca las lágrimas con una mano y con la otra talla la espalda de su pequeña hija.
El día que Pamela impactó esta localidad, recordó, “agarramos cobijas, dos cambios, los papeles importantes, las mochilas de los chiquillos que son para las escuelas y salimos meneados, nos fuimos como entre las 8 y las 8 y media y haga de cuenta que el agua llegó a eso de las 11 y media o 12”, cuenta Claudia. Cuando regresó, dijo que el agua estaba por arriba de 3 metros, cubrió toda su casa y sobre su techo aún hay infinidad de ramas y troncos que dejó la corriente.
A unos metros, elementos del Ejército clavan sus picos para aflojar los desechos que dejó la corriente, dan paladas y levantan lodo sólido y lo avientan a las carretillas. A dos cuadras una extensa fila de damnificados esperan recibir su desayuno, que consta de guisado, tortillas, café y galletas, todo hecho por los militares en las cocinas comunitarias. Diariamente los soldados entregan mil raciones de comidas calientes.