La transformación más importante del ser humano y de su sociedad ocurre a través de la palabra, del aprendizaje de la lectura y la escritura como medios de expresión y concientización. Ésa es la gran enseñanza del pedagogo más importante del siglo XX, Paulo Freire. Su obra le costó la cárcel (golpe militar de 1964 en Brasil); largo exilio y doctorados honoris causa por 27 importantes universidades del mundo. Este profesor y original pensador brasileño, nacido en Recife hace 100 años (1921-1997) construyó una pedagogía revolucionaria para la educación popular: alfabetizar con un método tal que convierte el aprendizaje en práctica de liberación. Su libro más famoso y que contiene los fundamentos de lo que después se conoció como la “Teoría Freire” es Pedagogía del oprimido.
Al inicio, las personas no copian letras, más bien expresan ideas, juicios, que al darles forma escrita les permiten construir la conciencia de su ser social e histórico. Esa práctica los lleva a mirar y revisar críticamente las palabras de su mundo, para conocer y expresar la suya propia y asumir lúcidamente su condición humana. En los regímenes donde los más explotados menos enuncian (ni dicen ni expresan) tienen que entablar una lucha con sus opresores también en el nivel de la palabra. Aquí y en toda América Latina es urgente hoy rescatar a Freire de los altares de la academia para devolverlo a los pueblos, sus destinatarios originales. No hay duda de que la educación popular es el mejor camino para acabar con la desigualdad y la injusticia.
El guerrillero tupamaro José Mujica (Una noche de 12 años en la cárcel), lo dijo así cuando llegó a ser presidente de Uruguay: “Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación, tercero en educación. Un pueblo educado tiene las mejores opciones de vida y es muy difícil que lo engañen corruptos y mentirosos”. Aprender a leer y a escribir produce cambios cerebrales que generan conciencia, “conciencia refleja”: capacidad de verse desde fuera: “El animal sabe. El hombre sabe que sabe”. Sin educación, el hombre no sabe que no sabe. La autoconciencia significa que la conciencia sabe de sí misma. La palabra es el camino. La educación es la más digna ambición de los pueblos.
PS Volver al futuro: ¡Analfabetos del mundo, uníos!…