El músico brasileño Caetano Veloso está acostado, en un intervalo entre sus dos periodos de sueño que toma al día, con la laptop en su pecho. Su cuerpo aún no siente calor, “en Río de Janeiro no está caliente todavía”, dice. Tampoco atina en saber si “el cielo está con o sin nubes, porque no he abierto las ventanas”. En las próximas horas Caetano Veloso espera “volver a dormir sin comer. Comí anoche”, menciona. Antes de que tome su siesta el fundamental artista se da tiempo para responder el cuestionario enviado por La Jornada a propósito del lanzamiento de su nuevo disco original Meu Coco, después de una década de sequía.
El cantautor explica que a comienzos de 2019 “Paula Lavigne, que es mi compañera, mánager y madre de dos de mis hijos, había hecho un pequeño, pero profesional estudio de grabación aquí en nuestra casa. En el final de aquél año yo empecé a componer canciones que imaginaba grabar a partir de marzo de 2020. Vino la pandemia y quedamos aislados y parados en nuestra casa en Río. Antes de escribir nuevas canciones pensaba ya haber compuesto un número demasiado grande de ellas tras tantas décadas, estaba sorprendentemente hambriento de estudio. Pero pensé que tendría que esperar unos meses”.
Canciones inéditas
Prolongando su explicación Veloso expone: “Después de un año de pandemia, decidí grabar como pudiera. Mi hijo menor, de 24 años, es parte de una banda de rock progresivo y Lucas Nunes, un compañero suyo, siendo un talentoso músico es también capaz de comandar una mesa técnica de grabación. Así empezamos los dos a hacer lo que podíamos. Luego pedíamos a percusionistas que vinieran, testados, uno a uno, juntarse a nosotros, y a arregladores que grabaran a distancia. Había como diez años que yo no producía un disco mío, con canciones inéditas, pero sí había participado de grabaciones con colegas, al largo de ese tiempo”.
A consideración de Caetano Veloso, los 12 cortes que integran Meu Coco, “las canciones son muy distintas entre ellas. Hay incluso alguna cosa sencilla. Pero también lo contrario. Cada track es densa a su manera. Pero si se escucha completo, hay una unidad misteriosa que hace que la variedad de timbres, palabras y notas produzcan un sentido nítido. Meu Coco es como decir ‘mi cabeza’ en un tono popular gracioso. Creo que el título del disco (y de la canción de apertura) da cuenta de lo que quiero decir con unidad en esa variedad”.
Confiesa en que nivel creativo se encuentra: “En un momento de sorpresa. No pensaba crear tantas cosas intensas a esta altura de la vida.
“La irresistible necesidad de escribir nuevas canciones empezó antes de la pandemia. Cuando ésta llegó pasamos por aprensión, sufrimiento con la muerte de colegas queridos. Daba la impresión de vivir un lento apocalipsis; tenía dificultad de comprender lo que pasaba. Pasé por tedio, angustia. Pero poco a poco las canciones compuestas en el verano que precedió la llegada del nuevo coronavirus se impusieran a todo y, con tesón de escribir otras nuevas (y de empezar a grabar) se mostró más fuerte que todo ese confuso sentimiento”.
Reflexionando Veloso considera que: “Una canción puede parecer una conversación, pero al fin se muestra como algo de otra naturaleza, todo pasa a otro nivel. Por ejemplo, pensé en reflexionar sobre la revolución tecnológica que resultó en laptops, Internet, smartphone. La idea de ángeles tronchos de Silicon Valley, eso me llevó a los versos del gran poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade que habla de ‘Un ángel tuerto, de esos que viven en las sombras/ Dijo: ve, Carlos, ser gauche en la vida’. Y empecé con algo que juzgaba imposible de continuar. Al fin, ideas sencillas pero en forma muy densa vinieron poco a poco, yo tenía una canción, llena de reflexiones que podrían estar en una charla, pero que aparecían de forma adensada y formaba algo que existe en un embarcadero distinto de aquél que habita la voz cotidiana”.
El pueblo no olvida
Respecto a la opinión que le merece el actual gobierno brasileño y de Lula, Caetano Veloso respondió primero opinando por el segundo: “Lula fue un fenómeno de gran fuerza histórica. Y, sin embargo, el confuso escándalo de corrupción que manchó la imagen de su gobierno; él representó, siguiéndose a Fernando Henrique Cardoso, un paso importante en la historia del país en el difícil camino de redemocratización. El pueblo no olvida. Así él está en las encuestas muchos números arriba de Bolsonaro. Esta es la versión brasileña del fenómeno global de la extrema derecha que sigue prometiendo turbulencias futuras mas, al representar una imposibilidad de la mayoría conservadora mantenerse silenciosa y necesitar gritar demuestra algo de desesperada fragilidad. El gobierno que tenemos ahora mismo es uno que no gobierna: crea inestabilidad con palabras y gestos escandalosos para imposibilitar una articulación de los que lo quieren enfrentar. Como artista y figura pública reacciono diciendo ‘no me voy a dejar, no voy a permitirlo’”.
Respecto de cómo siente el cambio social en su país y Latinoamérica, atina en mencionar: “Todo es muy complejo y difícil. El mundo pasa por un gran cambio. Brasil y Latinoamérica tienen que empezar a pensar qué papel deben tener en esa peligrosa oportunidad de transformación”.
Para este momento de la entrevista vía correo electrónico Veloso confiesa que: “Nunca me consideré un músico de primera. Todos mis colegas saben que no me encuentro a la altura de Milton Nascimento, Gilberto Gil, João Bosco, Djavan, Hermeto y tantos otros cuyos nombres no me vinieron a la cabeza ahora mismo. Sin hablar en Jobim o (para mí el más grande) João Gilberto. Y hay siempre el abismo que separa los brasileños de artistas del primer mundo –incluso el hecho de que hablemos portugués (un negro dentro de las eurolenguas). Hoy la música es enorme cuantitativamente y mira muchos grupos diversificados. En Brasil hay funk carioca (que São Paulo adoptó y transformó), hay ‘sertanejos’ (country music del centro-oeste), neo-pagode, axé music (de Bahia)– y, en un tsunami de feats, mezclas de todo eso. Escucho novedades de varias corrientes. Y, claro, en el universo dominante de la producción anglófona, escucho desde David Longstreth hasta Billie Eilish”.
Una de las razones por las que tardó tanto en sacar un nuevo álbum es porque: “Nunca falta. Hay muchas cosas. Y sentía haber hecho ya cosas demás. Es como si me faltara la disciplina crítica. Pero me di cuenta de que a quien le gustan las canciones le gusta la cantidad, la proliferación. Cuando mi reloj biológico exigió que hiciera nuevas melodías, dejé aparte las exigencias del rigor. Pero no hice cosas que no apruebo”.
–¿Siente que cambió algo en la manera de enfrentarse a la obra musical en los pasados diez años?
–Sería imposible que no fuera así. Pero yo soy yo –y eso se nota en el nuevo disco.