Tres adolescentes, de entre 11 y 14 años, fueron enganchados a través del videojuego Free Fire (en el que la meta es matar con armas de fuego a los rivales) para ser llevados de Oaxaca a Monterrey y servir de halcones a la delincuencia organizada, con un supuesto pago de 8 mil pesos quincenales y el estímulo de que “les gustaban las armas y ganarían mucho dinero”.
Durante la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional se alertó de ese modus operandi del crimen, ante lo cual el presidente Andrés Manuel López Obrador refrendó su posición en favor de las clases presenciales, y advirtió que los juegos electrónicos son muy violentos y dañinos.
Sugirió no dejar a los pequeños con los aparatos de videojuegos sólo para que se calmen cuando lloran y atender al decálogo de recomendaciones, además de volver a la convivencia familiar y la lectura.
También reiteró su crítica hacia quienes en el pasado no atendieron a los jóvenes y sólo se burlaron de ellos al apodarles ninis, que ni estudian ni trabajan. Señaló la importancia de atenderlos: “Es becarios, no sicarios, que les cueste trabajo reclutarlos”.
Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública federal, informó que el pasado 9 de octubre fueron rescatados tres menores que habían sido privados de su libertad, con engaños y perfiles falsos a través de un juego virtual.
“Este caso enlaza el mundo virtual y real” porque los delincuentes utilizaban vías de comunicación del Free Fire, el cual es de acceso libre y sin control.
Igualmente, tienen alta carga de apología de la violencia el videojuego Grand Theft Auto, que es la huida de un criminal y mata policías; otros similares son Call of Duty y Gears of War “con alta violencia y a partir de ahí se empiezan a vincular”.
Relató que el “menor uno” estableció “amistad” con un usuario que en realidad era un criminal. Luego pasaron a comunicación vía Facebook y WhatsApp. También hay enlaces a través de redes sociales y aunque “no usan palabras directas como narco, cártel o sicario, empiezan a recurrir a siglas de grupos criminales”.
Entre los riesgos de estos juegos se encuentra la infiltración criminal y reclutamiento; imposición de estereotipos (narcocultura, sobre valoración de la capacidad económica y adicción al dinero); normalización de la violencia (bullying, de género, xenofobia); riesgos de acoso cibernético y real; sexualizar temprana y bajo parámetros cuestionables (principalmente en niñas), así como trastornos de ansiedad e implicaciones neuropsiquiátricas.
En el decálogo propuesto por la autoridad federal se recomienda no jugar ni chatear con desconocidos, establecer horarios de juego, no utilizar cuentas de correo electrónico personal sino generar nuevos para jugar, tampoco proporcionar datos personales de ningún tipo.
Además, mantener la configuración de seguridad para los niños en los dispositivos, supervisar el juego, y si se detectan estas conductas o algún tipo de acoso, violencia o amenaza en contra de las niñas, niños y adolescentes, reportarlas al 088.