Moscú. Con la alarmante cifra de más de mil fallecidos por Covid cada día durante esta semana y un alto porcentaje de población aún reacia a vacunarse, el gobierno de Rusia aprobó ayer un nuevo paquete de severas medidas restrictivas.
El titular del Kremlin, Vladimir Putin –en videoconferencia con miembros del gabinete a cargo de coordinar los esfuerzos contra la pandemia–, decretó, a escala de la federación, el enésimo periodo vacacional obligatorio para todos y con goce de sueldo, del 30 de octubre al 7 de noviembre y, “si es necesario, lo que haga falta en algunas regiones”, agregó el mandatario, quien exhortó a sus compatriotas a vencer sus dudas y ponerse la vacuna.
“Sólo hay dos posibilidades para acabar con la pandemia: o se vacuna uno o se enferma. Pero es mucho mejor inocularse y no correr el riesgo de contagiarse y sufrir las duras consecuencias de la enfermedad”, anotó Putin.
El presidente ruso se mostró perplejo por la negativa a vacunarse de muchos, incluso familiares y amigos cercanos. “No entiendo qué sucede: al comienzo me preguntaban si ya me había vacunado, les respondía que todavía no. Después, cuando me vacuné y era yo quien les preguntaba si ya lo habían hecho ellos, me respondían ‘aún lo estoy pensando, a lo mejor más tarde’. No lo comprendo, estoy hablando de personas con títulos universitarios, incluso maestrías y doctorados…”
Sin embargo, el presidente no quiso que se mostrara por televisión su propia vacunación –adujo que no quería volverse protagonista de un espectáculo–, pero muchos rusos prefieren seguir las enseñanzas de Santo Tomás que, como es sabido, dijo que más vale…
La orden de suspender toda actividad nueve días, y en algunos sitios durante más de dos semanas, desde el 23 de octubre, causó preocupación en muchos empresarios, que temen sufrir pérdidas que precipiten su ruina. Además, al menos 30 por ciento del personal de todas las empresas e instituciones deberá trabajar a distancia y las clases en escuelas y universidades se impartirán por videoconferencia.
Como ha sido habitual desde que comenzó la expansión del virus, cada entidad federal está facultada para aplicar las medidas adicionales que considere, dependiendo del estado de la pandemia. Circulan rumores de todo tipo: que si se van a cerrar restaurantes, teatros, cines, estadios, centros comerciales, peluquerías y un interminable etcétera.
Moscú, por ejemplo, impuso –anunciado desde el martes anterior– el confinamiento de los mayores de 60 años, que deberán permanecer en sus casas del 25 de octubre de 2021 al 25 de febrero de 2022. En esos cuatro meses sólo podrán salir para paseos cerca de su domicilio, con excepción –se dice, pero no se explica cómo se va a verificar– de los ya vacunados.
En la capital de Rusia, según datos de su alcalde Serguei Sobianin, del total de 3 millones de mayores de 60 años, la categoría de población más vulnerable, sólo se ha vacunado poco más de un millón.
A la vez, las dos terceras partes que no se han inoculado constituyen la mayoría de recientes ingresados por Covid, a razón de mil 500 personas al día. Por su delicado estado, 80 por ciento de las personas de esa edad requieren estar conectados a aparatos de ventilación artificial.
Entrevistado esta mañana por la emisora Ejo Moskvy, el director de la prestigiada clínica de urgencias Sklifasovsky, Serguei Petrikov, hizo un dramático llamado a vacunarse a los indecisos y los negacionistas, que siguen creyendo que no hay ningún virus y todo es una conspiración de las farmacéuticas, llegando la Iglesia ortodoxa, mayoritaria en este país, al extremo de declarar en varias ocasiones que inmunizarse “no es pecado”, explicación que sigue sin convencer a muchos feligreses.
Petrikov reveló que su clínica, que atiende a los contagiados de Covid con otras patologías graves, está al 100 por ciento de su capacidad, y de los hospitalizados sólo uno por ciento se pusieron la vacuna, siendo en esa categoría muy leves las consecuencias de la enfermedad, y excepcionales los fallecimientos.