Madrid. José Saramago tenía 24 años cuando acudió al mundo editorial para publicar la que sería su primera novela, una historia que él concibió con el título de La viuda, pero para el editor no tenía gancho comercial y decidió llamarla Terra do pecado, nombre con el cual se publicó la primera novela del Nobel portugués, por la que no firmó ningún contrato de regalías ni recibió “un solo escudo” (moneda portuguesa de la época). Él pensaba, con ilusión, que el mundo editorial portugués le abría sus puertas. Ahora, casi 75 años después de su publicación original, se traduce y se edita por primera vez en español dicha obra, que supuso que el escritor se enfrentara a sus propias dudas y tribulaciones al pasar, en su momento, desapercibida en el mundo literario.
La editorial Alfaguara, que tiene previsto publicar la obra completa de José Saramago (Azinhaga, 1922-Lanzarote, 2010) para conmemorar el centenario de su nacimiento, que se celebrará el próximo año, decidió recuperar esa primera novela. Él mismo escribió una pequeña nota en una edición conmemorativa del texto que hasta los últimos años de su vida se negó a que fuera publicado de nuevo y también a que se tradujera a otros idiomas. Pero todos los expertos en Saramago, incluidos su viuda y traductora, Pilar del Río, y el catedrático portugués Carlos Reis, coinciden en que era necesario publicar y traducir esa pieza temprana, que forma parte del acervo literario de uno de los escritores portugueses más grandes de la historia.
En aquella época, Saramago tenía 24 años, muchas dudas sobre su futuro, vivía en una Europa empobrecida por la guerra en el seno de una familia comprometida con los ideales de la izquierda y el comunismo, al tiempo que veía cómo avanzaba el fascismo y la injusticia. Él, que recordó que en su primera juventud había reconocido en una conversación con amigos que su vocación futura era la de escritor, decidió llevar a cabo ese sueño: escribir la novela que tenía en la cabeza y llevarla a las editoriales para ver si había alguna interesada. Así lo hizo y después de tocar varias puertas se encontró con que una de ellas, Editorial Minerva Lisboa, lo publicaría, que les interesaba. Sólo le exigieron cambiar el título, al no encontrar ningún gancho comercial en su nombre original, La viuda, y le dijeron que no firmarían ningún contrato de regalías ni, por supuesto, recibiría un “solo escudo” por su obra. Él volvía a su casa con los sentimientos encontrados; por un lado, pletórico porque, según explicó a su familia, “el mundo editorial portugués le abría las puertas” y, por el otro, apesadumbrado porque había cedido a que le cambiaran el título.
El libro se publicó y no pasó nada. Ni una reseña. Si acaso un comentario breve en una página perdida en la sección de Cultura de un diario local. Pasó sin pena ni gloria. Y él se empezó a cuestionar si valía la pena continuar con esa vocación, si no había ya demasiadas publicaciones diarias como para pensar que su obra literaria tendrían un hueco en ese mundo tan competitivo. El golpe definitivo a sus dudas llegó unos meses después, cuando escribió su segunda novela, Claraboya, y se encontró con un muro infranqueable en la industria editorial, a nadie le interesó. El rechazo fue contundente e implacable.
Saramago optó entonces por el silencio literario. Y así estuvo durante 20 años, hasta que empezó a publicar sus poemas, sus crónicas periodísticas y sus novelas, que unos años después le convirtieron en uno los premios Nobel más celebrados del siglo XX.
Pilar del Río, su viuda y quien presentó el libro en Madrid, explicó que con esta edición se hace un acto de justicia; primero porque se publica con su título original y, segundo, porque se traduce al español. Y de ahí vendrán otras traducciones en puerta, entre ellas al italiano, al francés y al inglés. “Ese libro provocó a Jose Saramago tanta emoción que dejó que le cambiarán el título, no firmó contrato y no recibió ni un escudo de la época, pero él era feliz porque lo había publicado”, explicó.
Durante la presentación también se anunció la preparación de un programa exhaustivo y emocionante de cara al centenario de su nacimiento, en el que se celebrarán conferencias, conciertos, obras de teatro, exposiciones de fotografía, óperas y un sinfín de actos conmemorativos en Portugal, España y en los países más entrañables en su vida, entre ellos, México, donde está previsto finalizar el homenaje durante la Feria del Libro de Guadalajara (FIL).