Ciudad de México. Cuatro vampiros deambulan por la Ciudad de México desde hace unos días. Esta clase de hemoespectros no gustan de succionar sangre, sino de ofrecer lóbregos sonidos transformados en canciones.
Hacen rolas de rock, de uno calificado como gótico, aunque uno de ellos haya considerado alguna vez que esa calificación es de la prensa. Ellos dicen simplemente que son sólo sentimientos mezclados con las notas de una batería, una guitarra, un bajo y una voz muy cavernosa. Viven en diversas latitudes, pero cuando hay que enloquecer a sus seguidores, su cita es en un escenario, de donde pueden emanar las mejores piezas oscuras.
Su nombre lo tomaron del de una escuela de arquitectura alemana. Pero ahora, aceptan que su agrupación es más que una simple banda que ha influido a grupos y a generaciones de fans.
Son Bauhaus, que convocan a un nuevo ritual entre ellos y sus seguidores el sábado y domingo próximos en unos conciertos al aire libre en el Parque Bicentenario, aprovechando que las autoridades de salud han decretado el semáforo epidemiológico verde, por lo que su concierto será de los primeros presenciales en esta ciudad.
Bauhaus regresa a México justo 23 años después de un histórico concierto que ofreció en el Cine Ópera, en la colonia San Rafael, inmueble que en aquella ocasión casi se derrumba a causa de los decibeles emitidos por la banda, pero también por una inmensa horda de fans.
Es uno de los shows de rock más emblemáticos que se han hecho en esta metrópoli, no sólo porque se trató del de una banda de las que llaman de culto, sino porque hubo de todo, hasta un portazo: un trompo de tacos de pastor ayudó a abrir una de las puertas a los seguidores que no alcanzaron boleto. Nadie podía perderse escuchar Double Dare, God in Alcove, In the Flat Field, In Fear of Fear, Hollow Hills, Kick in the Eye, Silent Hedges, Bela Lugosi’s Dead… entre unos covers de Dead Can Dance, T-Rex y David Bowie.
“Ese concierto fue el pandemonio”, dijeron ayer a pregunta expresa de La Jornada David J, Kevin Haskins, Daniel Ash y Peter Murphy, los cuatro miembros de esta ecléctica agrupación, que desde 1983 se desmembra y vuelve a construirse, hasta la fecha.
Esa sesión fue “muy sorprendente por su energía”, comenta el bajista David J. “Parecía que algo caía del techo (plafón); era como nieve. ‘¿Qué es esto que cae?’, nos preguntamos”.
La audiencia más ruidosa
Peter Murphy asegura: “Estábamos aterrorizados… Cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de Double Dare (la primera rola del set list) sabíamos que algo venía… y vino. Los gritos del público sonaban más que nosotros, y eso fue sorprendente, fantástico”.
Sin duda, la de México, “la audiencia más ruidosa”, interviene David. Su hermano, el baterista Kevin, por su parte, afirma que “fue una recepción que nunca habíamos experimentado”.
Bauhaus invitó a cuatro medios a charlar sobre sus dos conciertos que se efectuarán en ese espacio entre los límites de las alcaldías Miguel Hidalgo y Azcapotzalco. La reunión fue en We Rock, estudio de grabación en la colonia Narvarte, donde ha estado ensayando.
Les preguntaron acerca de sus expectativas para las próximas presentaciones. “Seguro unas cuatro personas vienen… no, 10”, bromearon.
Murphy comenta que en México hay gran energía y que las personas entregarán todo de sí. Obvio, su lista incluirá las canciones del pasado que todos reconocen, “un par de sorpresas, dos tracks que nunca hemos tocado en vivo, o quizás en una ocasión”, reconoce a su vez el guitarrista Daniel.
En general será un espectáculo muy a la Bauhaus: con mucha química, como en sus años iniciales, y con la esencia de un grupo que no toca mucho, expresaron. “Somos nosotros, de nuevo. No habrá nada de teatralidad, porque creemos que menos es más”.
En Bauhaus no ha habido palabras; sólo creaba y tocaba hasta que saliera algo con significado. Sus canciones se formaban con pedazos de letras que luego se juntaban con los de los otros miembros, en un proceso orgánico. El grupo es un accidente de las cenizas de artistas como David Bowie, Kraftwerk o Iggy Pop. Aunque en 1983 se separaron, cuatros discos (In the Flat Field, Mask, The Sky’s Gone Out y Burning from the Inside) fueron suficientes para que seguidores de diversas generaciones y latitudes los consideraran de culto.
–En México, para muchos Bauhaus no es sólo una banda, sino una forma de ser–, les comenta este diario.
“Platicamos sobre ese tema el martes (durante un ensayo), y concluimos que los seguidores de Bauhaus son verdaderamente únicos, no sólo por su vestuario. Y no porque la consideren ‘la mejor banda del mundo’, sino porque tienen un estilo propio. Son muy auténticos’.”
Para Kevin “fue una idea increíble volver a tocar juntos, siempre es un proceso natural”.
Argumenta que nunca preparan algo especial, porque todos sus conciertos “siempre son únicos. La verdad, estamos muy emocionados de sonar juntos de nuevo con este nuevo vuelo (reunión). Y, en lo personal, me encanta este país porque los seguidores son excepcionales y muy pasionales”.
Bauhaus se presentará en el Parque Bicentenario traído al país por Noiselab. Para ingresar es necesario llevar certificado de vacunación contra Covid-19, INE y dos cubrebocas.