En este periodo de sesiones, la presidenta del Senado, Olga Sánchez Cordero (Morena), impulsará el aval a la regularización de la mariguana, aunque reconoció que no es tarea sencilla, ya que tendrán que vencer obstáculos del pasado, en estos tiempos en que “ya no hay cabida para la política prohibicionista”.
Somos el México de las libertades y el pueblo es consciente de ello, destacó en entrevista, luego de inaugurar la exposición Cannabis, más allá de lo lúdico, instalada en el Patio del Federalismo, de la sede senatorial de Reforma e Insurgentes.
Sánchez Cordero confió en que será la actual legislatura la que consolide los cambios necesarios para aprovechar los derivados de la mariguana, ya que la reforma va mucho más allá de su consumo con fines recreativos.
“Todo mundo se queda en lo lúdico, pero está también el uso medicinal y exponencial que podemos hacer del cáñamo, y hay muchísimas otras cosas que se podrán lograr con esta regulación…”
La ex secretaria de Gobernación agregó que insistirá en que se apruebe ese tema pendiente en el Senado, mediante un proyecto que se acompañe “con una visión de derechos humanos y, sobre todo, de justicia social que esté por encima, por mucho, de su comercialización”.
La ley, subrayó, se debe ir ajustando a la necesidades colectivas, y “debe hacerlo con flexibilidad y pertinencia, pero con apego a una visión multidisciplinaria y amplia. Es necesario tener una mente amplia para ver los cambios que nos presentan día con día en las sociedades”.
En relación con el fallido intento de aprobar una ley en la materia en los dos últimos años, consideró que la política prohibicionista impuesta anuló cualquier investigación e innovación sobre la mariguana, entre otras, el uso del cáñamo.
Generó, dijo, dos consecuencias negativas: el endurecimiento de las violaciones de los derechos humanos en todo el país a quienes producen o comercializan la mariguana, y la criminalización de los sectores más vulnerables de la sociedad, como son campesinos y comunidades agrarias. Ello da cuenta, señaló, del fracaso de esa política prohibicionista y de la necesidad de reflexionar sobre los beneficios que traería reglamentar su uso, en materia económica y médica.