El presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard recibieron el lunes pasado al enviado especial para el clima del gobierno estadunidense, John Kerry. Durante la visita, que transcurrió en un tono de franca cordialidad, el ex secretario de Estado tuvo la oportunidad de conocer de primera mano el funcionamiento e impacto del programa Sembrando Vida, con el cual el gobierno de México impulsa simultáneamente la reforestación de amplias franjas del territorio nacional, el bienestar de las familias beneficiadas, la producción de alimentos y un nuevo enfoque del fenómeno migratorio dirigido a sus causas. Respecto a este proyecto y a la posibilidad de extenderlo a las naciones centroamericanas expulsoras de migrantes, Kerry expresó que no toca “solamente el tema de la reforestación, es un programa que se concentra en el pueblo, en la vida de la gente, en el trabajo, en la posibilidad de quedarse donde usted vive, la posibilidad de estar conectado con la tierra como parte de su futuro”.
Quien también fuera candidato presidencial demócrata fue más allá en el estrechamiento de lazos que ha marcado los meses recientes de la relación bilateral, al apuntar que “el presidente López Obrador se concentra en erradicar la corrupción y asegurarse de que la gente realmente reciba la respuesta directa y la ayuda correcta; así que, en nombre del presidente Biden, les quiero decir que ustedes pueden contar con nosotros”.
La parte mexicana se mostró igualmente comprometida en trabajar por los objetivos comunes, comenzando por lanzar un trabajo conjunto en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que tendrá lugar en Glasgow, Escocia, del 1º al 12 de noviembre. Asimismo, según informó el canciller, se acordó “acelerar las contribuciones que podríamos hacer para reducir las emisiones de gas metano y cumplir con todas las metas que nos hemos propuesto en reducción de gases de efecto invernadero”, además de analizar nuevas iniciativas para el desarrollo de la economía verde.
En conjunto, las declaraciones y los acuerdos surgidos del encuentro desmontan la falacia de que el gobierno federal carece de política en materia ambiental o que impulsa una agenda antiambientalista. En el entorno de las oposiciones política y mediática se han generado falsedades, distorsiones y medias verdades para colocar esa idea en la opinión pública, pese a que el Plan Nacional de Desarrollo publicado el 12 de julio de 2019 ya establecía el impulso del desarrollo sostenible como un insoslayable mandato ético que guía los programas centrales de la Cuarta Transformación.
Se diga lo que se diga, lo cierto es que el gobierno mexicano se ha colocado en el bando de la lucha global contra el cambio climático por medio de Sembrando Vida, pero también con la rehabilitación de plantas hidroeléctricas y la construcción de proyectos de energía fotovoltaica, como el más grande de su tipo en América Latina que se desarrolla en Puerto Peñasco, Sonora.
En suma, el del lunes fue un encuentro fructífero de cara a la urgente tarea de contrarrestar el cambio climático y asegurar el futuro de las próximas generaciones, pero además dejó claras repercusiones de política interna al exhibir la sinrazón del discurso opositor pretendidamente ecologista y neutralizar un argumento usado para invocar el injerencismo en los asuntos internos del país.