De los tumores malignos que afectan a las mujeres, el de mayor prevalencia y mortalidad sigue siendo el de mama. El mayor reto es lograr el diagnóstico temprano, sobre todo a partir de la pandemia de Covid-19 en 2020, año en que las pruebas de detección disminuyeron 80 por ciento o más.
Sólo en la Clínica de Mama del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tláhuac, las mastografías pasaron de 22 mil 958 en 2019 a 4 mil 292 el año pasado, y en el Hospital Juárez de México (HJM), donde antes de la pandemia se recibían entre seis y ocho mujeres con la enfermedad cada semana, la cifra bajó a cero porque se convirtió en hospital Covid.
En entrevista con motivo del Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama (que se celebra hoy), Ángela Hernández Rubio, adscrita al servicio de Oncología de Adultos del HJM, comentó que desde hace dos meses empezaron a retomar actividades clínicas diferentes al coronavirus y, de la neoplasia de la glándula mamaria, ya se efectúan cinco o seis diagnósticos confirmatorios a la semana.
La especialista estimó que esta cifra aumentará en los siguientes meses por los estudios que se dejaron de hacer durante un año y medio. El nosocomio recibe pacientes de la Ciudad de México, estado de México, Chiapas, Tabasco, Hidalgo, Veracruz e incluso Sinaloa, de las cuales 80 por ciento llega con un cáncer localmente avanzado. Significa que son tumores grandes para los que se prescriben tratamientos de control.
A nivel nacional, se registran alrededor de 20 mil nuevos casos de la enfermedad y unas 8 mil defunciones, indican datos de la Secretaría de Salud.
Aunque existen tratamientos innovadores que durante la última década han logrado incrementar la sobrevivencia, en algunos casos hasta 20 años, señaló Hernández Rubio, la mortalidad sigue siendo alta, de 40 por ciento en el HJM.
En el IMSS, de acuerdo con María de la Luz García Tinoco, coordinadora de Programas Médicos, las defunciones por esta neoplasia representan 9 por ciento de los tumores que afectan a las mujeres, mientras los nuevos diagnósticos equivalen a 39 por ciento.
Ambas especialistas señalaron que a pesar de los datos sobre defunciones, el cáncer de mama es cada vez más una enfermedad crónica. Varios factores lo explican, el principal es el estadio en que se realiza el diagnóstico y la posibilidad de ofrecer un tratamiento personalizado con los nuevos fármacos disponibles.
Hernández destacó que prácticamente cada año se dan a conocer nuevas formulaciones para los diferentes tipos de tumores mamarios, con los cuales se amplía la vida de las pacientes. No obstante, también depende de la agresividad de las células cancerígenas, por lo que es posible que la mujer llegue en una etapa temprana, pero no logre superar la enfermedad, y otras con un cáncer avanzado alcancen el control y vivan más. De ahí que cada persona debe recibir una atención individualizada, sostuvo.