Madrid. En el décimo aniversario de la firma de Aiete, que supuso el espaldarazo definitivo al proceso de paz del conflicto vasco, Arnaldo Otegi, líder de la izquierda abertzale (nacionalista) se desmarcó definitivamente del pasado más violento de ETA con un mensaje dirigido a las víctimas de sus atentados: “queremos trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor y, desde este sentimiento sincero, afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido y que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo”.
Las declaraciones provocaron un alud de reacciones en el País Vasco y en España, la mayoría con la esperanza de que sirvan para favorecer la reconciliación definitiva.
La postura de Otegi, junto al también líder vasco Arkaitz Rodríguez, sacudió a la clase política vasca y puso sobre la mesa la urgencia en la reconciliación definitiva en la convivencia diaria: “transitar hacia una paz justa y duradera necesita del reconocimiento y reparación de todas las víctimas. No nos olvidamos de ninguna de ellas... Debíamos haber logrado llegar antes a Aiete”.
La paz se firmó hace justo 10 años, cuando gracias a la intervención de mediadores internacionales como Kofi Annan y Jonathan Powell se logró que ETA declarara el abandono de la lucha armada y que entregaría de manera voluntaria el arsenal que tenía guardado en la región. Fue el gesto definitivo para el tránsito a lo que se denominó “paz duradera”.
Otegi y Rodríguez también reclamaron que se ponga fin a la política penitenciaria de excepción y exigieron un reconocimiento a todas las víctimas, incluidas las que sufrieron del terrorismo de Estado.
Desde el gobierno español, que encabezan el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos, estas palabras fueron consideradas el “gesto histórico” que desmarca a la izquierda abertzale definitivamente de la violencia y del pasado más sangriento de ETA.
En el Partido Nacionalista Vasco (PNV) se percibió que la declaración de Otegi tiene “claroscuros”, pues hay “aportaciones positivas para la construcción de una nueva convivencia y para la necesaria reparación de las víctimas de ETA, pero también hay omisiones en aspectos clave que implican que quienes dieron cobertura al terrorismo durante décadas aún tienen un trecho ético y político por recorrer”. Así que consideraron que era un “paso corto e insuficiente”.
La organización de víctimas Covite advirtió que falta mucho, ya que la izquierda abertzale aún tiene pendiente “condenar el terrorismo y desmarcarse del fanatismo”.
La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), la más próxima al derechista Partido Popular (PP) y a la extrema derecha de Vox, afirmó que “la declaración de Otegi es como si hoy se levantase Hitler y pidiera perdón por los asesinatos cometidos. Tiene la misma credibilidad que tiene cualquier asesino”.
No obstante, la mayoría de voces en el País Vasco y en España coincidieron en que las declaraciones de Otegi abren una nueva etapa para consolidar la idea que se acuñó en la región hace 10 años: “construir una paz duradera”.