Puerto Príncipe., Las calles de Puerto Príncipe estaban vacías ayer durante una huelga nacional convocada contra la creciente inseguridad, evidenciada este fin de semana con el secuestro de misioneros estadunidenses.
El secuestro de 17 personas por una banda criminal volvió a desnudar las dificultades de Haití tras el asesinato en julio del presidente Jovenel Moïse, que dejó al borde de la anarquía a uno de los países más pobres de Occidente.
Mientras las autoridades buscaban la liberación de los 16 estadunidenses y un canadiense, la huelga encabezada por los sindicatos locales y otras organizaciones paralizó buena parte de la vida diaria en Puerto Príncipe. Los conductores de transporte público se quedaron en casa, y las tiendas y escuelas permanecieron cerradas.
Las barricadas de neumáticos incendiados cerraban el paso en algunas calles de la capital y de otras ciudades, como Les Cayes, en el sur del país, y algunas personas arrojaron piedras a los conductores que ocasionalmente transitaban por el lugar.
Agencias estadunidenses, incluida la FBI, trabajaban en conjunto con las autoridades de la isla para tratar de garantizar la liberación de los 12 adultos y cinco menores de Christian Aid Ministries, con sede en Ohio, que desaparecieron el sábado durante un viaje para visitar un orfanato.
Las pandillas haitianas se han vuelto más osadas en medio de la actual inestabilidad política, la profunda crisis económica y un incremento de la violencia que ha llevado a que cada vez más personas salgan del país.
La policía de Haití declaró a la agencia de noticias Ap que el secuestro fue perpetrado por 400 Mawozo, pandilla con largo historial de asesinatos y secuestros.