Ciudad de México. El sector agroalimentario enfrenta “embestidas” que no ayudan a darle dinamismo, como es el enfoque social del presupuesto, la eliminación de programas, los recortes a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y la merma del financiamiento, así como el decreto presidencial del glifosato, sostuvo Juan Cortina, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Se dejaron de sembrar 3.5 millones de hectáreas y si no se toman medidas podrá haber riesgos para seguridad alimentaria en un contexto en el que el 60 por ciento alimentos se consume en restaurantes y cafeterías, que al cerrar afectaron a los productores, y ha habido quienes han tenido problemas de comercialización, a lo que se suma que la pandemia ha llevado a un proceso de descapitalización, ha habido efectos negativos por el clima y aunque los precios están altos, “la rentabilidad del sector no es buena”, señaló Octavio Jurado, Gerente General de la Asociación Mexicana de Secretarios de Desarrollo Agropecuario.
Durante la videoconferencia Desafíos del campo y la seguridad alimentaria, convocada por el CNA, Cortina dijo que se requieren políticas adecuadas de mediano y largo plazo para alcanzar la suficiencia alimentaria, además de que el sector es la “punta de lanza” para el combate a la pobreza extrema. Recordó que la importación de maíz ha crecido, “quizá sean las sequías, heladas e inundaciones pero el dinamismo del sector se empieza a mermar. Los resultados de 2020 son consecuencia de lo que se hizo hace unos cuatro años”, sostuvo.
Dijo que la ciencia y la tecnología ayudará a lograr las metas, “no llevar a un campo del siglo 18”. El tema del financiamiento competitivo es importante, “en otros países reciben apoyos que ya no tenemos” y la política pública sólo se ha enfocado a los pequeños productores, la mayor parte del presupuesto se va al sureste, pero hay que cuidar la competitividad, sostuvo.
Por su parte, Octavio Jurado se refirió a que se debe dar pauta al desarrollo de cultivos estratégicos, hay cuatro definidos por el gobierno, pero la canasta básica es más amplia, y se debe revisar el modelo. “Hay una crisis inédita, de una caída estrepitosa”, se dio un incremento en los insumos, el costo de fertilizantes ha tenido un disparo que puede poner en riesgo la rentabilidad y hay un repunte de precios a nivel internacional, “bueno para el productor, pero no para el consumidor”.
Recordó que en 2011 hubo un programa especial de atención de la sequía, pero esto no ocurrió en 2020, y este problema se va a alargar, porque ya está el fenómeno de La niña que traerá más sequía.
A su vez, Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, se refirió a que el índice de seguridad alimentaria ha ido a la baja, ya que en promedio está en 90 por ciento, contra el 99 por ciento del sexenio pasado. En esto ha incidido el clima y los programas de apoyo.