Cien especialistas independientes en ciencia, medicina y política sanitaria de varias naciones han escrito una carta dirigida a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que piden que esa institución modernice su enfoque sobre el tabaco y tome en cuenta la evidencia científica en torno a las alternativas al cigarro con el fin de reducir los fallecimientos causados por el tabaquismo.
Los cien expertos, adscritos a institutos, universidades y centros de investigación de Canadá, Estados Unidos, México y Nueva Zelanda, entre otros, piden a la OMS que incorpore el enfoque de reducción del daño del tabaco a sus recomendaciones a los gobiernos, así como que permita el uso de productos libres de humo que han demostrado ser menos nocivos que el cigarro.
El argumento de los científicos es que el avance de la tecnología ha permitido el desarrollo de productos como los vapeadores y los productos de tabaco calentado, que no implican la combustión de tabaco ni la inhalación de humo. Los autores reconocen que esos productos no están exentos de riesgos y afirman que deben regularse de manera puntual y estricta, pero citan numerosos estudios que prueban que sí son significativamente menos dañinos para la salud que el cigarro convencional y por ello ofrecen una vía prometedora para reducir los daños provocados por el tabaquismo.
Los especialistas aseguran que “la OMS ha desestimado el potencial para transformar el mercado del tabaco de productos de alto riesgo a productos de bajo riesgo. Al hacerlo, da la espalda a una estrategia de salud pública que podría evitar millones de muertes relacionadas con el tabaquismo”. Consideran que si la OMS adoptara un enfoque de reducción del daño –en vez de su actual enfoque prohibicionista– se podrían lograr avances importantes en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre los que se incluye la reducción a un tercio de los fallecimientos por enfermedades no transmisibles, incluyendo aquellas relacionadas con el consumo de tabaco.
La OMS ha defendido su enfoque, asegurando que “los reguladores no deben dejarse distraer por las tácticas de la industria del tabaco, ni por la promoción agresiva de estos productos”. El organismo internacional promueve una política estricta de control de tabaco, argumentando que este producto mata a 8 millones de personas al año. También afirma que la mitad de los fumadores morirán por una enfermedad causada por el tabaco, perdiendo un promedio de 10 a 15 años de vida. Hasta ahora, la OMS ha optado por impulsar la prohibición total de los productos alternativos al cigarro, al considerarlos parte del problema por ser fabricados por la industria tabacalera, rechazando cualquier argumento en contra de su postura.
Los 100 firmantes de la carta aseguran que, si bien es importante ser cautelosos con la participación de la industria del tabaco en estas discusiones, las partes involucradas “no deberían ignorar el importante potencial de salud pública de los productos de riesgo reducido simplemente porque las empresas de tabaco los fabrican”. También señalan en sus recomendaciones que, al prohibir las alternativas al cigarro se deja a millones de fumadores sin opciones más seguras, lo que, cuestionan, representa en los hechos proteger la producción y consumo tanto de cigarrillos convencionales como de productos alternativos ilícitos, justamente lo que la OMS está buscando evitar. Llaman más bien a “hacer frente a las verdaderas malas prácticas de la industria del tabaco, pero no para crear una barrera contraproducente a los productos de riesgo reducido que tienen beneficios para la salud pública o para impedir la evaluación crítica de los datos de esa industria estrictamente por sus méritos científicos”.
Los científicos concluyen su llamado a la OMS invitando a “las comunidades científicas de salud pública, de política y de profesionales de la salud” para que se unan a fin de “reducir la carga mundial de enfermedades relacionadas con el tabaco y la mortalidad prematura de la manera más rápida y profunda posible”.