Madrid. En el décimo aniversario de la firma de Aiete, que supuso el espaldarazo definitivo al proceso de paz del conflicto vasco, el líder de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, realizó una declaración histórica, con la que se desmarca definitivamente del pasado más violento de ETA: “Queremos trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor y, desde este sentimiento sincero, afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido y que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo”. Las declaraciones provocaron un alud de reacciones en el País Vasco y en España, la mayoría congratulándose de que éstas sirvan para favorecer la reconciliación definitiva.
ETA anunció su disolución definitiva el 3 de mayo de 2018, después de pedir perdón a las víctimas "que no tenían una participación directa en el conflicto", es decir, víctimas civiles pero no miembros de cuerpos de seguridad o políticos. La declaración de Otegi de este lunes sería entonces una primera petición de perdón directo de la izquierda abertzale a todas las víctimas de ETA.
El conflicto vasco se prolongó durante más de cinco décadas. Inició durante la dictadura fascista de Francisco Franco, en un movimiento popular contra la represión y la mutilación cultural en el País Vasco, y que tuvo su colofón en el año 2011, cuando se realizó la declaración de Aiete y el posterior comunicado de la organización armada ETA en la que anunció el final definitivo de su lucha armada. En el camino dejaron una estela de dolor con hasta 850 personas asesinadas en sus atentados y alrededor de dos mil 500 heridos, algunos de ellos mutilados de por vida. También un sinfín de ataques en contra a manos de grupos paramilitares y parapoliciales financiados por el Estado español, sobre todo durante el gobierno del socialista Felipe González, que fue cuando se registró el mayor número de actos de terrorismo de Estado contra el independentismo vasco.
Ahora la izquierda abertzale se ha legalizado de nuevo, después de haber estado un tiempo proscrita, y tiene una enorme ascendencia electoral en el País Vasco y una enorme influencia en el gobierno central de España, al ser EH-Bildu -la coalición que sustituyó a la extinta Batasuna- un aliado de preferencia del actual Ejecutivo español, presidido por el socialista Pedro Sánchez y en coalición con la formación de izquierda comunista Unidas Podemos (UP).
La declaración que realizó Otegi, junto al también líder vasco Arkaitz Rodríguez, sacudió la actual placidez de la política vasca y puso sobre la mesa la urgencia en la reconciliación definitiva en la convivencia diaria: “Transitar hacia una paz justa y duradera necesita del reconocimiento y reparación de absolutamente todas las víctimas. No nos olvidamos de ninguna de ellas. Por eso queremos trasladarles nuestro pesar y dolor por el sufrimiento padecido. Sentimos su dolor y, desde este sentimiento sincero, afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido y que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera, ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo. Debíamos haber logrado llegar antes a Aiete”.
Además, Otegi advirtió que “desgraciadamente, el pasado no tiene remedio”, y que “nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado”, pero, no obstante -añadió- “estamos convencidos de que es posible, al menos, aliviar desde el respeto la consideración y la memoria”.
La declaración de Aiete rememora lo que ocurrió hace hoy diez años, cuando gracias a la intervención de mediadores internacionales como Kofi Annan y Jonathan Powell se logró que finalmente ETA declarara su abandono de la lucha armada y entregara voluntariamente el arsenal de armas que todavía tenía guardado en la región. Fue el gesto definitivo para el tránsito definitivo a lo que se definió como “una paz duradera”. Otegi y Rodríguez también reclamaron que se ponga fin a la política penitenciaria de excepción -en la que se ya se ha avanzado notablemente, con el acercamiento reciente de centenares de presos de ETA a cárceles de la región y la concesión del tercer grado a lo más enfermos- y en reclamar un reconocimiento a todas las víctimas, incluidas las que sufrieron del terrorismo de Estado.
Desde el gobierno español, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de UP se recibieron estas palabras como un gesto “histórico” y en el que finalmente se desmarca la izquierda abertzale definitivamente de la violencia y del pasado más sangriento de ETA. Patxi López, ex presidente del gobierno vasco y miembro de la Ejecutiva del PSOE, afirmó que “era lo que pedíamos los demócratas desde hace mucho tiempo”. Mientras que la nueva líder de UP, la ministra Ione Belarra, lo definió como “un paso sin precedentes poniendo en el centro el dolor de las víctimas de ETA, reconociendo que nunca debió producirse y que las vías pacíficas son el único camino posible".
Mientras que desde el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que gobierna la región desde hace más de cuatro décadas, entendieron que la declaración de Otegi tiene “claroscuros”, pues hay “aportaciones positivas para la construcción de una nueva convivencia y para la necesaria reparación de las víctimas de ETA pero también que hay omisiones en aspectos clave que implican que quienes dieron cobertura al terrorismo durante décadas aún tienen un trecho ético y político que recorrer”. Así que consideraron que era un “paso corto e insuficiente”.
Maria Jauregi, hija del ex gobernador civil de Guipúzcoa asesinado por ETA en el año 2000, Juan Mari Jauregi, afirmó que se trata de “otro paso, de gigante, a favor de la convivencia. Muchas gracias de verdad”. Pero otras víctimas, como las agrupadas en torno a Covite, advirtieron que es “insuficiente”, ya que la izquierda aún tiene “pendiente condenar el terrorismo y desmarcarse del fanatismo”. Y reclamaron que se desmarquen y condenen los ataques violentos que todavía, según ellos, ocurren en el País Vasco contra formaciones o asociaciones españolistas y que no participen en los homenajes que se realizan a miembros de ETA que salen de prisión y vuelven a sus pueblos.
Desde la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), la más próxima al derechista Partido Popular (PP) y la extrema derecha Vox, se afirmó que “la declaración de Otegi es como si hoy se levantase Hitler y pidiera perdón por los asesinatos cometidos. Tiene la misma credibilidad que tiene cualquier asesino”.
En cualquier caso, la mayoría de voces en el País Vasco y en España coincidieron que las declaraciones de Otegi abren una nueva etapa en la región para consolidar la idea que se acuñó hace diez años: “construir una paz duradera”.