Se queja la cúpula empresarial por la “afectación” a la inversión privada foránea en el sector eléctrico que “conlleva” la iniciativa de reforma constitucional que en la materia promueve el presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta, dice, “pone en gran riesgo” el dinero de particulares (supuestamente 44 mil millones de dólares) “comprometido” en el gran asalto a la nación que significó la política neoliberal en este renglón, como en tantos otros.
Pero, más allá del vil chantaje de esa cúpula, en realidad, ¿de dónde salió buena parte de esos dineros “comprometidos”? El director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, aporta una pista: “el financiamiento de las empresas que llegaron a desplazar a la CFE, organizados en monopolios privados, fue pagado por la banca de desarrollo (propiedad del Estado); no hubo inversión privada; usaron el dinero de las Afore (propiedad de los ahorradores nacionales) para financiar a estas empresas; entonces, cuando hablan de que no va a venir capital extranjero, pues no es cierto porque el capital mexicano estuvo muy presente en esos proyectos”.
Algo más: “el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) aportó 33 por ciento de los montos para financiar 64 proyectos privados en el sector eléctrico; Nacional Financiera (Nafin) destinó 50 por ciento para otros y el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) 37 por ciento”, de tal suerte que “los proyectos (particulares) de generación eléctrica derivados de la reforma energética del sexenio pasado (llena de marrullerías) no fueron realizados en todos los casos con inversiones que llegaran a México, sino financiados, para desplazar a la CFE, por la banca de desarrollo, recursos de las Afore y la banca comercial” que opera en el país.
Por si fuera poco, los supuestos 44 mil millones de dólares en inversión privada en el sector eléctrico mexicano contrastan con lo documentado por la Secretaría de Economía, la cual revela que de 1999 (con Ernesto Zedillo) a junio de 2021 (con López Obrador) tales dineros sumaron cerca de 18 mil millones de billetes verdes, es decir, una cantidad 2.4 veces menor que el cacareado por Carlos Salazar (cabeza visible de la cúpula empresarial y empleado de FEMSA, consorcio propietario de la cadena Oxxo). Además, al menos una tercera parte de este último monto corresponde a reinversión de utilidades, es decir, ganancias generadas en México, no recursos provenientes del extranjero.
Como bien lo plantea Bartlett, “¿cómo puede defenderse un sistema que es un atraco y no solamente contra la CFE, contra el pueblo de México?” La “reforma” peñanietista (más lo “aportes” de otros gobiernos neoliberales) hicieron del sistema eléctrico mexicano una estructura oligárquica, “en la que los grandes no pagan, los ricos no pagan y los pobres están sufriendo”.
Está el caso de las supuestas “sociedades de autoabasto”, consistentes “en la existencia de un generador de electricidad privado que consigue ‘socios’ (de a dólar) a los cuales vende electricidad en un mercado eléctrico paralelo. Estos generadores se interconectan a la red de transmisión de la CFE, con lo que ocasionan inestabilidad y pérdida de confiabilidad en el sistema, además de no cubrir el costo real del transporte de electricidad”.
Los neoliberales (siempre al servicio del gran capital) avalaron 239 centrales privadas de “autoabasto” que a la fecha cuentan con 77 mil 767 “socios consumidores”, cuando tendría que ser uno por cada una. Entonces, sólo se “excedieron” en 77 mil 528” socios” (325 veces lo autorizado), lo que confirma que “el sistema impuesto es un atraco: vienen y se apoderan de las redes, no invierten nada, se suben con estas ventajas en contra de la CFE, una tras otra; son delincuentes los que están haciendo al cuento diciendo que son socios y es delincuente el que les vende diciendo que son socios”.
Tal vez algunos de esos “socios” (que facturan como clientes) les suenen conocidos: Iberdrola, Enel, banca privada, Walmart, Chedraui, Soriana, Oxxo, Seven Eleven y Círculos K, las grandes mineras (que todo lo quieren gratis), Telmex, Telcel, AT&T y otros corporativos. ¿A qué equivale todo esto? “Daño a México, a las redes, a los intereses nacionales y ventajas verdaderamente truculentas con las sociedades de autoconsumo”.
Las rebanadas del pastel
Una vez más, el perro en taquería que despacha en el Senado sale en defensa del gran capital. Le dicen Firulais, pero también lo conocen como Ricardo Monreal.