Ciudad de México. El pasado 16 de octubre falleció María Esther Ortiz y Salazar a los 85 años. Fue pionera en la física nuclear experimental en el país, así como una de las dos primeras mujeres en obtener un título académico en física por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en país. También perteneció al grupo de las primeras académicas en recibir el grado de maestra y doctora por la misma Universidad.
Nació el 18 de abril de 1936, fue la principal promotora de un convenio de investigación conjunto entre la UNAM con el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Estados Unidos, al que se unió la Universidad de Texas A & M, valioso para todas estas Instituciones.
El Instituto de Física (IF) informó sobre el fallecimiento de la investigadora en su portal de internet, donde señaló que este año, la doctora Ortiz Salazar se convirtió en Investigadora Emérita por parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), en su Tercera Sesión Ordinaria, la máxima distinción otorgada por este órgano. Así ingresó, junto con otras 22 investigadoras, al grupo más grande de mujeres que ha accedido a esta categoría desde la creación del SNI en 1984. Anterior a este reconocimiento, fue nivel III por el mismo Sistema desde 1987.
En 1998 obtuvo el reconocimiento como Investigadora Emérita por parte del Instituto de Física de la UNAM, lugar donde fue investigadora desde 1959. Además, formó parte de la Sociedad Americana de Física y de la Academia de Ciencias de Nueva York. Fue Presidenta de la Sociedad Mexicana de Física, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias. Formó parte del comité organizador del Simposio Mexicano de Física Nuclear.
Sus líneas de investigación abarcaron los haces de iones radiactivos, la instrumentación y las reacciones nucleares con iones pesados, donde tuvo una amplia visión de los problemas del campo, apoyando a que se cultivara en nuestra Universidad y en México.
Realizó experimentos relevantes en el primer acelerador de partículas positivas que tuvo nuestro país, el Van de Graaff de 2 MV, donde utilizó espectrógrafos magnéticos y aportó ideas para diseñar y construir otros equipos que permitieron mejorar la precisión en las medidas de energía de los niveles nucleares. Asimismo, colaboró con el grupo de investigación del acelerador Van de Graaff Tandem del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.