La cantidad de equipo de protección personal que usa el personal médico para atender a pacientes Covid-19 se redujo en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) entre “35 y 40 por ciento”, sin que implique mayor riesgo de contagio para los trabajadores, señaló Justino Regalado, subdirector de Atención Médica Neumológica de dicha institución.
En entrevista, precisó que en los primeros seis meses de la pandemia utilizaban demasiados insumos de protección desechables, pero tras realizar “estudios analíticos” y “en función de la experiencia y el aprendizaje” se redujo su uso, y descartó que la motivación haya sido el ahorro de recursos.
“Nos dimos cuenta, por estudios que hicimos, de que era exagerado. No necesariamente nos protegían más ni protegían más al paciente. Primero, lo hicimos de forma exagerada, no queríamos correr riesgos, y con cada versión hemos visto que nuestros contagiados no se incrementan. No es para hacerlo barato, lo hacemos eficiente. Vimos la forma de emitir menos contaminación, sin poner en peligro a los trabajadores.”
Subrayó que los porcentajes de contagiados por laborar en el INER son bajos. “Tenemos una comunidad de tres mil 600 empleados, y de éstos se han contagiado, por trabajar en el instituto, menos de uno por ciento, y alrededor de ocho por ciento se han contagiado en la comunidad”, es decir, en sus actividades fuera de la institución, en sus traslados, por ejemplo.
En general, los trabajadores de instituciones de salud toman mayores medidas de protección al estar en sus comunidades. “Se han contagiado menos por lo que conocen y saben de trabajar en el INER. Eso está publicado por la Organización Mundial de la Salud, los trabajadores sanitarios, comparados con los que trabajan en otras disciplinas, tienen mejor conocimiento de cómo prevenir el contagio en población abierta”.
Ahora utilizan menos batas desechables, menos guantes de látex y dejaron de usar cubrezapatos: “nos dimos cuenta de que el virus no se transmite por pisar una superficie donde hay pacientes Covid, con que lleves zapatos impermeables y lavables es suficiente para que no te salpiques cosas y no te contamines”.
Lo que no varió es el uso de gorras, batas de tela lavable y protección ocular; “goggles herméticos” y el empleo de cubrebocas de alta eficiencia (KN95 o N95). Al inicio de la pandemia se ponían doble cubrebocas, además del de alta eficiencia, uno quirúrgico, que cambiaban al pasar de un paciente a otro.
“Primero entrábamos con doble guante. Nos poníamos uno para entrar a áreas comunes y otro cuando pasábamos de un paciente a otro. Ahora sabemos que usando un solo par de guantes cuando ves al paciente y lavándote las manos como si tuvieras trastorno obsesivo compulsivo, es suficiente para evitar contagiarse y contagiar a otro paciente”.