Con menos de 20 hablantes en todo México –la mayoría, de edad avanzada–, la lengua del pueblo indígena tohono o’otham está en grave riesgo de desaparecer, por lo que la profesora y líder tradicional Doraly Velasco León desarrolla una aplicación para rescatar el idioma de sus antepasados y tratar de salvarlo de la extinción total.
“La lengua o’otham (que significa ‘gente del desierto’) está en riesgo, esa es la realidad. En mi comunidad, que se llama Quitovac, ya no hay hablantes. No estoy segura de los números, pero debe haber 14 o 15, máximo, en todo el país”, advirtió la docente en entrevista.
El territorio de esta etnia quedó escindido por la frontera entre México y Estados Unidos tras la firma del Tratado Gadsen, en 1854, por lo que del lado sur de la línea divisoria este pueblo originario se asienta en diversas comunidades desérticas de Sonora, aunque también hay algunas familias en Baja California, Veracruz, Durango y Tamaulipas.
Del lado norte de la frontera, donde el nombre de la lengua se escribe con d (o’odham), los miembros de este pueblo originario habitan en varias reservas del estado de Arizona, como Gila Bend y San Xavier.
El idioma de esta nación indígena binacional forma parte de la rama lingüística yuto-azteca, y una de las probables razones de su declive, considera Velasco, es la discriminación que padecen los o’otham y otros pueblos originarios, lo que llevó a muchas familias a ya no enseñarla a sus hijos.
“Desde tiempos remotos se nos prohibía hablarla y que se la enseñaran a los niños. Mi papá era hablante y en mi casa se comunicaba así con mi mamá, pero ellos no me la enseñaron a mí ni a mis hermanos. Él nos decía ‘en la escuela les enseñan puro español y no quiero que sean discriminados porque no lo hablan’”, expresó la maestra.
Una de las consecuencias es que en los censos generales de población no se ha registrado con exactitud el número de indígenas o’othams –también conocidos como “pápagos”, aunque el vocablo tiene un sentido peyorativo–, pues uno de los criterios para autoadscribirse como indígena es hablar un idioma originario, lo cual sucede cada vez menos.
Por ello, aunque el Instituto Nacional de Estadística registra una población de cerca de 400 o’othams, en realidad el número rebasaría 3 mil, estimó Velasco.
Al notar el peligro de desaparición de su idioma, la profesora implementó una serie de actividades de canto y danza tradicional para que los niños participantes ejercieran la lengua, pero cuando trató de sistematizar esta labor de rescate con clases en aulas, la convocatoria no fue atendida. De ahí surgió la idea de crear una aplicación digital.
“Durante una actividad de lenguas en riesgo, una muchacha de la etnia chol me enseñó una aplicación en su idioma y dije ‘esto es lo que nos hace falta’. Va a ser una forma de que cada o’otham lo traiga en su celular y lo aprenda a su ritmo, con audio, imágenes y escritura”, manifestó Velasco, quien en colaboración con el maestro Rafael García Valencia espera terminar la app en diciembre.
En tanto, la etnohistoriadora Cecilio Osornio Tepanécatl, especialista en temas de territorios indígenas y estudios socioculturales, subrayó que, a pesar de la violencia, discriminación y racismo que viven los o’othams –hecho que ha dado pie a estereotipos negativos–, ese pueblo ha logrado mantener una fuerte cohesión sociocultural.
“El rescate de su lengua me parece fundamental. No podemos darnos el lujo de perder el idioma o’otham por la riqueza que tiene la cultura del desierto en todos los sentidos, aunque esté estigmatizado por temas como el narco y el tráfico de migrantes”, enfatizó.
Una versión más extensa de este texto se puede consultar en la página web de La Jornada