Ciudad de México. A la edad de 84 años, la noche de ayer sábado murió el combativo y comprometido cineasta mexicano Felipe Cazals; la noticia fue confirmada por su amigo y crítico Leonardo García Tsao, aunque no precisó la causa.
Felipe Cazals Siena nació en la Ciudad de México en 1937 y a lo largo de su carrera forjó una robusta obra determinante en la cinematografía mexicana con una treintena de películas de las que sobresalen Canoa, Los motivos de Luz, Las Poquianchis, Las vueltas del citrillo, Bajo metralla, El apando y el documental Leonora Carrington y el sortilegio irónico, entre ellas.
De hecho, la afamada Criterion Collection tiene en su catálogo Canoa, debido a “su importancia como documento e influencia entre los directores mexicanos”, dijo Alfonso Cuarón en su momento.
Con sus cintas, Cazals, quien además fue guionista y productor, ganó varios premios Ariel, un Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín, precisamente con Canoa, y la Concha de Plata en el Festival Internacional de San Sebastián por Los motivos de Luz, entre otros galardones.
Su última película data de 2013, Ciudadano Buelma, pero también se le recuerda por Chicogrande, Su alteza serenísima y Kino, la leyenda del padre negro.
La Secretaría de Cultura lamentó en redes sociales el deceso de un “director indispensable en la historia del cine mexicano, un contador de historias que defendió las causas justas e inspiró a varias generaciones”.
Desde hace unas semanas el Canal 22 programó el ciclo Ruta Cazals, que se trasmite todos los domingos por la noche. Comenzó con Canoa y para hoy está programada Kino, la leyenda del padre negro.
En una entrevista con La Jornada, en febrero de 2008, a propósito de haber recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007, Cazals refirió que su trabajo “es una forma testimonial con un punto de vista crítico”, el cual es compartido por sus colaboradores. Como ejemplo menciona los guiones de Tomas Pérez Turrent (Canoa) y la novela de José Revueltas, adaptada por José Agustín (El apando).
“El cine de denuncia social es un término que no me gusta; lo veo muy cercano a la cuestión panfletaria. Lo que hay es una visión crítica de un estado de cosas. Siempre he sostenido que no puedo contar una historia cinematográfica que no tenga que ver con algo que está o estuvo cerca de mí o fue parte de la realidad”, decía Cazals.