A 500 años de la Conquista de México, el historiador Enrique Semo está convencido de que los pueblos originarios no son víctimas: “Son luchadores. Lograron, a pesar de todo, conservar y unir su pasado propio con la religión que les imponían los españoles”.
Destacó que, no obstante el racismo traído por los conquistadores e impulsado desde los primeros años de la Colonia, fueron ellos, los indígenas agrupados ya en el México independiente en la clase campesina, los que en el siglo XIX y la Revolución de 1910 transformaron al país, con la participación de los mestizos.
“Los descendientes originarios vueltos campesinos y los mestizos cercanos a ellos fueron los autores de la idea revolucionaria del ejido y la reforma agraria”, aseguró el también economista en la presentación de los tomos I y II de su libro La Conquista: Catástrofe de los pueblos originarios, realizada este sábado en la 21 Feria Internacional del Libro en el Zócalo.
En el acto, en el que participaron asimismo los historiadores Cristina Gómez y Mario Contreras, se rindió breve homenaje al historiador y antropólogo Alfredo López Austin, fallecido el viernes a los 85 años.
“Dedico esta presentación a mi amigo, gran historiador y científico de México que murió ayer, Alfredo Lopez Austin. Fue ejemplo del intelectual independiente del Estado, que siempre tuvo una posición activa de simpatía hacia los indígenas y las capas trabajadoras del país; nos dejó muchas obras que son pilares del conocimiento del México prehispánico, yo diría, en ese sentido, que debe permanecer una lectura permanente entre todos nosotros”, señaló Enrique Semo, quien pidió un minuto de silencio en memoria del intelectual chihuahuense.
El reconocido científico social de 91 años centró su participación en el origen del racismo “que nos sigue persiguiendo hasta hoy día” en el país, tema que trata de forma extensa en La Conquista: Catástrofe de los pueblos originarios, coeditado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la cual el autor es investigador emérito, y Siglo XXI Editores.
“Los conquistadores de México sembraron una planta verdaderamente mortal, que es el racismo que hasta hoy nos separa”, lamentó, y agregó que fue a partir de esa ideología que los invasores justificaron no sólo la imposición del poder sobre los indígenas, sino también su cruel explotación, la conquista de América y la creación del primer imperio colonial en la historia.
De acuerdo con Enrique Semo, en la actualidad es sabido que la destrucción de los usos y costumbres de los pueblos originarios no fue tan completa como deseaban los colonialistas.
“Con una resistencia tenaz, velada y múltiples veces clandestina, los pueblos originarios supieron conservar muchas de sus culturas, sus costumbres e incluso modificar la religión impuesta con evocaciones de creencias originarias, pero eso hay que tomarlo en cuenta, pues es una historia verdaderamente heroica de la lucha inquebrantable de cinco siglos contra el racismo”.