El miércoles, el secretario de Movilidad y autoridades capitalinas anuncieron el cierre de una área de 4 mil 570 metros cuadrados del paradero de Pantitlán para atender un problema de agrietamientos entre los andenes M y U, por lo que operaría un dispositivo vial y de orientación a los usuarios, debido a que no se permitirá el ascenso y descenso de pasaje de al menos 30 rutas en esta zona de andenes, a las ocho de la mañana de ayer no se apreciaba dicho dispositivo.
Empleados del Centro de Transferencia Modal (Cetram) Pantitlán, que portaban chaleco verde y se hacen llamar “supervisores”, se encontraban en algunas entradas de los andenes; sin embargo, al preguntarles sobre cómo sería el ascenso y descenso, dijeron ignorar, pues al momento no han sido informados del dispositivo. Indicaron que esta semana fueron trasladados a Pantitlán desde otros paraderos, como Indios Verdes, por lo que desconocen el movimiento en este Cetram ubicado en el oriente de la ciudad.
Tampoco había elementos de seguridad que proporcionaran información u orientaran sobre las medidas aplicadas por las autoridades.Lo que sí hizo el personal de chaleco verde fue tomar fotos a los reporteros y acosarlos con preguntas sobre su procedencia, a pesar de haberse identificado.
Despachadores de rutas y comerciantes semifijos indicaron que no se les ha informado en qué consisten las obras, pero “corre el rumor de que hay grietas en un área del paradero y de que van a construir una plaza comercial”.
Un expendedor de jugos en uno de los andenes afectados señaló: “Lo que se comenta es que van a meter cemento hidráulico porque está hueco abajo, donde está el sótano, y se está hundiendo; otros dijeron que van a hacer una plaza comercial como en el Toreo, pero, la verdad, no sabemos”.
Sobre las obras anunciadas, Gerardo, empleado en el aeropuerto, comentó: “No nos han dado ninguna información, están haciendo movimientos a la sorda”.
En Churubusco, a la salida del paradero, “desde temprano es un relajo; se hace un cuello de botella y los de Tránsito es raro que estén aquí. La verdad, nunca se le ve; la gente sale y entra como puede, arriesgándose porque las banquetas están llenas de puestos”.
Además, “es demasiado difícil cruzar porque pasa el Mexibús, automóviles en sentido contrario pueden atropellar a la gente. Es muy peligroso”.