Bruselas. La Unión Europea (UE) ofreció ayer a Reino Unido flexibilizar 80 por ciento los controles aduaneros en Irlanda del Norte, para reducir las tensiones y evitar el agravamiento de la crisis en las relaciones con las autoridades británicas.
Esta oferta forma parte de un conjunto de iniciativas propuestas por la UE para tratar de resolver los persistentes problemas en la relación pos-Brexit entre Londres y Bruselas.
En particular, la UE ofreció a Reino Unido una flexibilización de controles en “amplia gama” de mercancías originarias de Reino Unido y “consumidas en Irlanda del Norte”.
Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea, dijo en conferencia de prensa que ha escuchado los puntos de vista de los habitantes de Irlanda del Norte, y que “las propuestas presentadas hoy son respuesta genuina a sus preocupaciones”.
La UE reiteró que rechaza cualquier renegociación del protocolo alcanzado para Irlanda del Norte como parte de las interminables conversaciones sobre cómo administrar las relaciones comerciales entre el bloque y Reino Unido.
De inmediato, un portavoz del gobierno británico anunció que Londres recibió las propuestas y que serían analizadas “de manera seria y constructiva”.
Como parte integral del Tratado del Brexit, el protocolo ha regido el comercio entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido desde el divorcio de 2020.
La solución adoptada para proteger el mercado europeo y al mismo tiempo para evitar el regreso de una frontera física a la isla crea una barrera aduanera entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.
Este plan también tiene por objetivo ayudar a proteger el delicado Acuerdo de Viernes Santo, firmado en Belfast en 1998, que puso fin a la violencia en la región.
Otro aspecto crítico del protocolo original es que nombra a la máxima corte de Europa, el Tribunal de Justicia de la UE, como voz para resolver conflictos.
El gobierno británico planteó un árbitro independiente, lo que rechazó el bloque comunitario.
El protocolo incluye el temido Artículo 16, que brinda a cada parte la posibilidad de defender la suspensión de partes del acuerdo si considera que es perjudicial a sus intereses.
No es el único tema en disputa. Reino Unido y la UE enfrentan crecientes fricciones por las concesiones de licencia de pesca.