Ciudad de México. A 529 años de la llegada de los europeos a América, las comunidades indígenas siguen siendo víctimas de despojo, explotación e intentos de exterminio, pero en ese contexto difícil, los pueblos originarios también han sido capaces de avanzar en la unión de las luchas contra el modelo capitalista.
Así lo afirmaron los participantes en un foro realizado ayer por la comunidad otomí en la Ciudad de México, quienes de esta forma conmemoraron el primer aniversario de la toma del edificio del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y los 25 años de la formación del Congreso Nacional Indígena (CNI).
Desde antes de las 11 de la mañana, los participantes de la ocupación del INPI colocaron un templete y sillas sobre avenida México-Coyoacán para llevar a cabo el foro, en el cual también intervinieron activistas y luchadores sociales vía remota, incluida María de Jesús Patricio Martínez, conocida como Marichuy, quien forma parte de la gira zapatista por Europa.
“En la Europa de abajo y a la izquierda se organizan para luchar contra proyectos de muerte que también aquí tienen. El capitalismo está acabando con nosotros, pero lo que nos hace fuertes es estar juntos, tejer otras luchas y reflexionar sobre lo que nos está matando”, señaló la vocera del Concejo Indígena de Gobierno y el CNI, en medio de aplausos.
En tanto, un representante de la organización Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y Los Volcanes, que el pasado 22 de marzo tomó las instalaciones de la compañía Bonafont en el municipio poblano de Juan C. Bonilla, denunció que las comunidades indígenas continúan enfrentando un escenario de “exterminio” por parte de empresas y gobiernos.
“A 529 años del inicio de la guerra (de Conquista), seguimos resistiendo. Es la misma lógica de despojo y explotación la de quienes hoy protegen a empresarios y consideran ‘razonables’ estas políticas. Los pueblos nos organizamos para escuchar las voces de quienes desean vivir en paz y decidimos que Bonafont no sacaría una gota más de agua.”
Como parte de la jornada de este martes, los ocupantes de la sede del INPI anunciaron de nuevo que el inmueble será rebautizado como la Casa de los Pueblos y las Comunidades Indígenas Samir Flores Soberanes, en homenaje al campesino y activista asesinado el 20 de febrero de 2019 en Amilcingo, Morelos.
Por separado, diversas organizaciones que forman parte del Movimiento Indígena de la Ciudad de México dieron una conferencia de prensa para exigir que se apruebe en la capital un “presupuesto transversal” para los pueblos originarios, mediante el cual éstos dispongan de recursos y establezcan partidas específicas para garantizar el ejercicio de sus derechos.