Hasta el último minuto, la disposición gubernamental para la reapertura de la Escuela Normal Rural Luis Villarreal, de El Mexe, Hidalgo, ha sido un campo de contradicciones, lleno de tropiezos y obstáculos. Apenas el 3 de septiembre, las autoridades educativas federales descongelaron la clave escolar que había sido suspendida por largos 17 años; se emitió, entonces, la convocatoria para el ingreso de nuevos estudiantes. El semestre daría inicio de manera formal el pasado domingo 8 de octubre en un acto protocolario, con el compromiso de que habría presencia de la Subsecretaría de Educación Superior y en particular de la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio; ninguna representación oficial estuvo presente.
Sin embargo, se llevó a cabo con el cobijo de las representaciones nacionales de la CNTE –las cuales han sido los interlocutores centrales para la reapertura de la escuela–; de egresados de El Mexe que han tenido un activismo fundamental para este propósito; de la emblemática Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México; pobladores y gobiernos democráticos locales que han apoyado en todo momento a los jóvenes aspirantes que durante dos años han tenido que sacar fuerza de toda la solidaridad nacional para no claudicar durante los momentos más críticos, y organizaciones populares y campesinas, como el Frente Popular en Defensa de la Tierra de la histórica lucha de San Salvador Atenco.
El acto simbólico de reapertura, que tuvo lugar en el edificio original de la escuela, estuvo precedido de la suspensión de salarios, con amenaza de cese laboral a dos integrantes de la CNTE Hidalgo, Roberto Azpeitia y Eusebio Quintanar, quienes han encabezado durante años la defensa jurídica y política de la normal; actualmente, ambos son perseguidos por la fiscalía, acusados de robo y allanamiento, después de que los profesores usaron las aulas del edificio histórico de la normal Luis Villarreal, todavía en posesión de la Universidad Politécnica Franciso I. Madero, para dar atención a los jóvenes aspirantes a través de un curso propedéutico; no obstante que, de manera previa, habían demandado la coexistencia del complejo educativo que se instaló con otras instituciones universitarias en un predio de más de 72 hectáreas propiedad de El Mexe, donde la normal rural es la única excluida.
Junto al arranque oficial de las clases virtuales, debió presentarse la plantilla de administrativos, directivos y docentes que serían responsables de la dirección escolar y las actividades académicas, al menos una propuesta de integración provisional hasta que se emita la convocatoria formal; pero no fue así, los únicos que estuvieron fueron académicos y directivos sin ninguna remuneración económica, que han llevado a cabo las tareas educativas de manera solidaria durante un semestre y en el curso propedéutico, frente a la negativa constante de la oficialidad para darle vida pedagógica y cultural a la normal. Detrás de esta actitud dilatoria está la intención de entregar la normal a los grupos del sindicalismo patronal de la sección 15 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, para que acaben con toda secuela de un proyecto educativo para las clases populares.
Estos incumplimientos generan incertidumbre sobre el compromiso de las autoridades educativas federales para el reconocimiento del primer semestre, de 24 alumnos provenientes de varias entidades de la República, que durante dos años se han mantenido en actitud inquebrantable y unificados, ante los constantes intentos del grupo para desarticular la lucha por la reapertura del internado integrado al sistema nacional de normales y no a las universidades Benito Juárez. Los jóvenes del comité de lucha por la reapertura de la normal, a pesar de su indudable origen humilde, se han negado a la propuesta del gobierno federal para la asignación de becas personales, porque en la vía de los hechos eso significa ceder a la disolución del sistema de internado y de un proyecto histórico de educación popular.
El Mexe reinicia sus labores del primer semestre con 100 alumnos que fueron seleccionados bajo los lineamientos de la convocatoria emitida por la Secretaría de Educación Pública, pero sin instalaciones escolares y menos en modalidad internado para albergar a los estudiantes; con docentes que estarán ahí de manera solidaria; además, sin ningún presupuesto financiero que la sostenga. Faltan a la verdad quienes aluden al mérito y la buena voluntad del gobierno de la República; la normal reabre en medio de sus trabas e incumplimientos, que hasta el último momento impiden el fortalecimiento de las escuelas formadoras de docentes. Es apenas el primer triunfo de una batalla que ha sido producto de la solidaridad del magisterio, del pueblo y las organizaciones populares que reivindican la educación pública y gratuita, cuya lucha no habrá de culminar hasta que la Escuela Normal Rural Luis Villarreal regrese a su territorio y se abran las puertas de su internado a los hijos más pobres de la patria.