En lo que va del actual gobierno los programas sociales federales han tenido un carácter “más regresivo” que los aplicados en 2018, pues los recursos no se enfocan en los grupos que tienen mayores carencias, sino en todas las escalas socioeconómicas, incluso las de ingresos más altos, afirmó Axel González Gómez, especialista en temas presupuestarios.
Consideró que algunos esquemas de ayuda social de administraciones anteriores fueron desechados de forma innecesaria, a pesar de que funcionaban bien en términos generales, a lo cual se suma que la metodología del nuevo censo de beneficiarios no fue transparente.
En entrevista con La Jornada, el investigador de la organización civil México, ¿cómo vamos?, explicó que al analizar los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, descubrió signos preocupantes de que la política social del actual gobierno no tiene un carácter progresivo.
“Si organizamos a los hogares de todo el país por deciles, encontramos que en 2016 un 61 por ciento de las familias más pobres eran beneficiarias de algún programa social, mientras en 2020 lo fueron sólo 35 por ciento. Los planes se hicieron más regresivos porque los recursos se distribuyeron de manera más uniforme a lo largo de la escala de ingresos.”
Al dar carácter universal a diversos programas –como el de Pensión para Adultos Mayores, que se entrega a todas las personas de 65 años o más–, también aumentaron las transferencias hacia los hogares más ricos, lo cual significó que los recursos no se concentraron de manera focalizada en los deciles más bajos.
González lamentó que en esta administración se haya dado de baja a otros proyectos de corte social de gobiernos anteriores, aun cuando haya dado resultados positivos.
“Prospera era un esquema perfectible y podía mejorarse, sobre todo porque ya se tenían identificados a los hogares que requerían las transferencias, pero se hizo borrón y cuenta nueva y se desestimaron avances ya realizados.”