A solicitud del presidente de la Junta de Coordinación Política, Rubén Moreira (PRI), la secretaría general de la Cámara de Diputados encargó al Instituto Politécnico Nacional (IPN) un estudio estructural del edificio A del Palacio Legislativo para determinar su seguridad, luego de los sismos de 2017 y del mes pasado.
El terremoto de hace cuatro años ocasionó un asentamiento de casi metro y medio de los bloques B y H, comparado con el A, el de mayor peso en el conjunto, así como de la explanada principal.
Ante esa diferencia en el nivel, la Cámara colocó rampas para permitir el paso peatonal entre la explanada y los edificios B y H. En este último canceló el acceso por las escaleras con cintas amarillas.
Debido a la fuerza de los terremotos de septiembre de 2017, el bloque H se desplazó 15 centímetros hacia el poniente –lo que obligó a colocar planchas de acero para pasar hacia el G– y sufrió una inclinación de más de 90 centímetros; además, cada una de sus cuatro plantas quedaron onduladas.
Para regresarlo a su posición original, así como renivelar los pisos, se utilizaron pilotes de control subterráneos y la remodelación costó 200 millones de pesos, pero el edificio quedó abajo casi metro y medio de los demás.
Esa situación obligó a cerrar el sótano, donde los diputados del PRI estacionaban sus vehículos. Ningún auto puede entrar y las personas pasan, pero agachadas. Con objeto de subsanar la falta de cajones para automóviles, la Cámara planea reasignarlo a los lugares abiertos del complejo.
Tras el sismo del 7 de septiembre pasado fue más evidente la inclinación del edificio A, en especial en el piso 2, donde se encuentra el Salón Verde. Allí se ubican el pleno de sesiones, el Canal del Congreso, oficinas y la sala de prensa. Se trata del bloque con más superficie, pero también con más peso.
Tan sólo el mural El pluralismo político, de José Chávez Morado, que se ubica en el frontispicio, con el escudo y sus 254 paneles de bronce, pesa 12 toneladas.