La Europa de 2021 está atravesada por una agenda política y económica que no avizora una salida fácil de la crisis pandémica. No está en la naturaleza del capital hacerlo ni en la voluntad política de unos gobiernos cada vez más escorados hacia la ultraderecha. Los desahucios de viviendas continúan, las redadas y detenciones de migrantes son el pan de cada día. Mientras la precarización de la vida, las altas tarifas de los servicios esenciales, los empleos basura, la homofobia, lesbofobia, transfobia, gozan de cabal salud.
En ese contexto, el pasado 5 de octubre se cumplió un año de la publicación del comunicado “Sexta parte: Una Montaña en Alta Mar”. En él, el EZLN se dirigía a las redes y personas que resisten en todos los rincones del planeta para anunciar un viaje por los cinco continentes. La travesía se realizaría en el marco de los 500 años de la caída de México-Tenochtitlan con un mensaje muy claro: No nos conquistaron.
El viaje buscaba devolver el abrazo a quienes, desde diferentes geografías, desafiaron distancias, trámites, fronteras y diferencias culturales y lingüísticas, para que el zapatismo y la vida, sigan resistiendo y floreciendo. Anunciaban la Travesía por la Vida cruzando el Atlántico, para lo cual el Escuadrón 421 (cuatro compañeras, dos compañeros y una compañeroa) se embarcaría a contracorriente de la historia, desafiando los impedimentos de la Europa Fortaleza.
Los pueblos y comunidades zapatistas cumplieron lo anunciado. Salieron en abril desde Chiapas rumbo al Caribe y abordaron el barco La Montaña hacia las costas de Galicia, donde desembarcaron el 22 de junio. De ahí comenzó un viaje relámpago a París, pasando por Mérida, Madrid, Valencia, Barcelona y Toulouse. Luego vino el Encuentro europeo de mujeres, personas trans, inter, no binarias en la ZAD de Notre Dame des Landes (Nantes, Francia).
Cumplieron también con estar presentes el 13 de agosto en las calles y plazas de Madrid. Esta etapa se realizó a pesar de la negativa de varios estados europeos de permitir la entrada al resto de la comitiva, que llegaba en avión, y de los impedimentos del gobierno mexicano a la hora de expedir sus pasaportes. Pero la Travesía por la Vida triunfó y en la Plaza Colón de Madrid el Escuadrón 421 comunicó que 501 zapatistas comenzarán a llegar en lo que queda de 2021 y 2022 en compañía del CNI y del FPDTA-MPT. La emoción fue grande, pues puede que la Travesía tenga presencia a lo largo de un año en esta vieja Europa.
Tras un viaje por varias ciudades de Suiza, el Escuadrón 421 ya se encuentra de regreso en México. La delegación aerotransportada, La Extemporánea, pisa tierras noreuropeas. Hoy, quienes escuchamos el llamado de aquel comunicado de octubre de 2020, nos preguntamos cómo devolver tanto. ¿Cómo abrazar a los pueblos y a las comunidades del mismo modo en que ellas lo han hecho durante 27 años con tanta generosidad y valentía? Es incuestionable lo que influyó el levantamiento zapatista de enero de 1994 al movimiento social europeo frente al avance del neoliberalismo.
A principios de octubre de 2020, los llamados a formar asambleas de apoyo a la Gira no se hicieron esperar. La vieja red Eurozapatista engrasó la maquinaria, pero el reto era grande: ponernos de acuerdo entre barrios, ciudades, territorios, países, regiones. Crear comisiones, buscar fondos –nada fácil en medio de una pandemia–, hacer charlas y videoconferencias. Y, como bien vaticinó el Sub Galeano, pelearnos entre quienes formamos esta tremenda, caótica, pero fraternal y, sobre todo, muy diversa red de apoyo al viaje de los rebeldes por Europa.
No fue ni será fácil, pero quizá de eso va todo esto, de encontrar las formas y los modos. En ocasiones, nuestras tensiones internas han puesto complicada la manera de acompañar al Escuadrón 421, de realizar los actos públicos, de compartir la información, de escuchar lo que tenemos que decirnos entre colectividades y territorios.
El Despertar al que nos convoca el movimiento zapatista implica actuar en consecuencia. Y con ello, la escucha del sujeto político implícito en este compartir: las personas migras, las disidencias sexuales y de género, el antirracismo, lo anticolonial, lo antipatriarcal y, en suma, lo anticapitalista.
No son temas que tengamos muy por la mano; de hecho, es algo a debatir entre el movimiento social europeo. Pero la gran noticia es que los insumisos han logrado convocarnos, sentar en la misma mesa a quienes de otra forma quizá no estaríamos ahí. Otra misión cumplida de la Travesía por la Vida. Ahora toca ser dignos del nombre que, por voz de loa compañeroa Marijose, se nos ha otorgado: la Tierra Insumisa, Slumil K’ajxemk’op.