Ciudad de México. Con más de 100 millones de personas que fueron orilladas a la pobreza debido a la pandemia y finanzas públicas acotadas por el pago de intereses, se necesitan alivios financieros más profundos y una reorganización de la arquitectura mundial de la deuda. “Ningún país debería escoger entre servir a su deuda o a su gente”, exhortó Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“Es profundamente injusto que los países ricos puedan pedir prestado barato y gastar en su recuperación, mientras los países de ingreso bajo, los más frágiles, luchan por mantenerse a flote”, dijo en el marco de las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
En ese sentido, subrayó que no sólo se necesita dirigir liquidez a las economías que más lo necesitan con la relocalización de la más reciente emisión de derechos especiales de giro (DEG) que hizo el FMI — la cual ascendió a 650 mil millones de dólares—, sino que la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda que se pactó el año pasado para dar alivios a los países de bajos ingresos, se extienda un año más y que también se dirija a economías de ingreso medio.
El secretario general de la ONU recordó que los pronósticos de crecimiento mundial apuntan a una recuperación por arriba del 5 por ciento, pero al final ese avance se sostiene en mayores desigualdades, por lo que el riesgo de que los objetivos de desarrollo sostenible fallen es real.
Así que “suspender los pagos no será suficiente en algunos países, necesitan un profundo alivio en créditos públicos y privados”, sostuvo el funcionario internacional, al recordar que hay economías que ven acotado su gasto para la recuperación, debido al pago de intereses.
“Las políticas macroeconómicas adecuadas deben garantizar que los países generan el suficiente espacio fiscal para mantener y eventualmente expandir el gasto social e invertir en prevención y la construcción de paz”, abundó.
Guterres volvió al tema del acceso desigual a la vacunación contra Covid-19, al que calificó de un “escándalo mundial” porque se “está condenado al mundo a millones de muertes más y está prolongando la desaceleración económica que podría costar billones de pesos", sobre todo en los países más pobres.
En el mismo panel, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, subrayó que una de las mayores preocupaciones en el organismo internacional es la divergencia económica entre países y el que en muchas economías la riqueza por habitante está lejos de regresar a los niveles previos a la pandemia.
No obstante, “el crecimiento es sólo una parte de la historia, la deuda pública en los Estados (frágiles y en conflicto) creció más que en otros países de bajos ingresos”, advirtió.