El Nobel de Física se ha dado este año a tres estudiosos del clima y el tiempo. Oportuno recordatorio de los trastornos climáticos y meteorológicos que predominan cada vez más en el planeta.
El comité que otorgó el premio publicó una nota de antecedentes científicos accesibles en general, que describe el trabajo de Syukuro Manabe, Klaus Hasselmann y Giorgio Parisi (https://bit.ly/3aoxx1G).
Manabe demostró cómo las crecientes concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera provocan mayores temperaturas en la superficie de la tierra. Con esto se sentaron las bases para desarrollar modelos del clima. Hasselmann creó un modelo que conecta el tiempo con el clima, apuntando a la cuestión de por qué los modelos climáticos pueden ser confiables a pesar de que el tiempo es variable y caótico. También estableció métodos para identificar las señales y huellas que imprimen en el clima tanto los fenómenos naturales como las actividades humanas. Parisi trabaja sobre la interrelación del desorden y las fluctuaciones en sistemas físicos de escala atómica hasta planetaria. Descubrió patrones desordenados ocultos en materiales complejos, agrandando la comprensión de diversos materiales y fenómenos aparentemente aleatorios.
La NASA distingue entre el tiempo, que corresponde a las condiciones atmosféricas en un periodo corto de tiempo y el clima, que es el comportamiento de la atmósfera en periodos relativamente largos de tiempo.
Estos asuntos corresponden al estudio de los sistemas complejos que exhiben la propiedad distintiva denominada “emergencia” y que puede describirse de modo aproximado como: “la acción del todo es más que la suma de las partes” (J. H. Holland; Complejidad: una muy corta introducción). La complejidad abarca las condiciones del caos y del azar, que definen los procesos que se estudian y las formas de tratarlos.
La presentación del comité del Premio Nobel de Física 2021 exhibe un trabajo que se extiende por décadas. La información sobre el cambio climático es cada vez más amplia, los debates se extienden más allá del ámbito científico a distintas instancias sociales y políticas. Las discusiones al respecto se han ido ampliando a la par de las manifestaciones más ostensibles del fenómeno asociado con el calentamiento global
Ese trabajo, ahora premiado, sienta las bases para la comprensión de un fenómeno físico expresamente relacionado con las actividades humanas que involucran cuestiones tales como: acceso a los recursos; modos de producir; patrones de consumo; uso de los recursos naturales; estructuras sociales y políticas y las manifestaciones burdas y sutiles del poder.
Un asunto que resalta la concesión de este premio en particular tiene que ver con la relación del conocimiento científico y las condiciones sociales concretas que prevalecen. Se trata de las maneras en las que se traslada ese conocimiento a las necesidades de previsión, prevención, atenuación y contención de los fenómenos climáticos en los que se advierte una repercusión directa del modo de organización social.
Esto puede expresarse con una referencia a los términos en que Robert Pirsig planteó el problema en su celebre libro Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta (de 1974). Ahí discute dos modos distintos de pensar y de conocer que denominó clásico y romántico.
El dilema se expresa en el hecho de que así resultan dos realidades, una relacionada con la explicación científica subyacente y la otra con la apariencia inmediata. El caso es que no se corresponden una con la otra, no encajan y no tienen mucho que ver entre ellas. No obstante, hay que considerar las formas subyacentes del universo, las leyes de la naturaleza que hacen posible facilitar las formas de trabajo, tratar las enfermedades y contener la pobreza, atender el deterioro ambiental y el cambio climático.
No es casual que Fedro, un personaje central de la novela de Pirsig, se dedicara a la retórica. Así que hay que abordar de qué manera el significado del Nobel de Física de este año se comunica con una audiencia más amplia; incluso aquella más consciente y proactiva políticamente en las cuestiones del cambio climático y sus consecuencias. Un encaje más afinado haría relevante en otra dimensión del problema el significado de los estudios premiados; abriría el paso a otro tipo de consecuencias.
El premio, además, ocurre en medio de una severa crisis energética en el mundo. Esta afecta las condiciones de la producción, la inversión, el comercio y la capacidad de gasto de la población. Expone, además, los conflictos en la arena política.
La transición energética está resultando un proceso altamente conflictivo que exhibe las condiciones de la gestión de las empresas de energía, el funcionamiento de los mercados (electricidad, petróleo, gas) y las medidas de política pública. Los retrasos y fricciones en la consolidación de un transito energético sustentable en términos de infraestructura, tecnología y economía seguirán impactando negativamente el medio ambiente y extremando el cambio climático.