Muchas y duras lecciones dejó el partido contra Canadá. En el aspecto deportivo corroboró que el Tri de Gerardo Martino no juega a nada, no se ve un sistema o esquema en el que esté progresando el plantel del estratega argentino, quien asumió el banquillo en enero de 2019. El equipo del Tata apostó por las individualidades, abusó del pelotazo y fue abrumado, exhibido, por un inesperado ciclón.
Martino libró con más fortuna que otra cosa los partidos de septiembre –dos triunfos grises ante Jamaica y Costa Rica, y un empate contra Panamá, pero su desempeño dejó muchas dudas. Se esperaba un notable progreso con el arribo de los estelares Raúl Jiménez y el Chucky Lozano; no obstante, las interrogantes, lejos de disiparse, crecieron. De nuevo queda claro que ante los rivales con máxima aplicación, México naufraga en el desconcierto.
No fue la fiesta esperada. El estadio Azteca, que dejó de ser la casa del Tri desde hace varios años, desdeñado como sede en aras de la alegre cosecha de dólares, se cobró la factura por el abandono, y en medio de un juego poco convincente aderezado con errores arbitrales, apareció el lamentable grito catalogado por la FIFA de homofóbico. El duro de matar eh puto, quedó comprobado, es el recurso claro y rotundo que tiene el público para evidenciar su furia.
El mundo del futbol tuvo actividad al unísono; hubo varios focos de atención, lo cual sirvió para disimular el vergonzoso episodio que llevó al silbante a detener momentáneamente el partido, y que estaría convenciendo a los federativos para trasladar hacia otras plazas los choques que restan como local al Tri en el octagonal eliminatorio… No importa a dónde la lleven, el reproche existirá en diversas modalidades y tonos mientras el equipo no mejore su funcionamiento.
Martino es inexpresivo, no transmite frío ni calor, deja la impresión de que todo le da igual. Lo refuerza con sus palabras, no se ve afectado por un mal partido. Ciertamente el futbol da revanchas siempre, casi a la vuelta de la esquina, pero su actitud choca con el temperamento del mexicano. Así, en ese tono plano, sin vibrato, prometió mejorar ante los siguientes rivales, Honduras el primero, pero ¿qué caso tiene vencer al penúltimo?… el mal sabor que dejó ante Canadá nada lo borra.
Como es habitual en cada fecha FIFA, con puntualidad religiosa, a pesar de estar inmersos en un mal momento, equipos como Pumas y Chivas se lanzaron a realizar partidos de ensayo a Estados Unidos. Marcelo Michel Leaño está en una lucha contrarreloj para demostrar que tiene pasta de técnico y no sólo está cumpliendo un capricho al dirigir al Guadalajara; empató sin tantos ante el FAS de El Salvador en Los Ángeles y luego goleó al León.
Los amistosos allende el Río Bravo están tiñéndose peligrosamente de rojo: el jueves en el choque San José Earthquakes-Cruz Azul un aficionado entró al campo y agredió a un futbolista del equipo local, hubo tiroteo y varias peleas en el estacionamiento del estadio PayPal Park con saldo de cinco arrestos y un herido de bala, por lo que el juego del sábado entre León y Chivas en ese inmueble debió dirimirse a puerta cerrada. En septiembre aficionados del América mataron a un hombre en Filadelfia.
La liga Mx femenil no tuvo receso, Tigres sigue siendo amo y señor, lo curioso es que en el contexto de graves denuncias de acoso sexual en el plano internacional, se pase al extremo casi infantil de denunciar frases como “juega payasita” o una presunta altivez de una árbitra con gafete internacional, lo que equivaldría a ir con la maestra para acusar al compañerito porque “me vio feo”. Mejor que los técnicos quejosos aprovechen y den a sus pupilas una lección de madurez.
Hablando de árbitras, la UEFA puso el ejemplo y en lugar de adoptar poses de apoyo a las mujeres en el mes de la lucha contra el cáncer de mama, desempolvando cada año los jerseys color rosa, cedió el escenario a una tripleta femenil de Ucrania que condujo sin problemas el choque Inglaterra-Andorra, eliminatorio hacia Qatar. Bien dicen, el futbol no es de edad, ni de complexión, tampoco de género, quedó demostrado una vez más.