Ciudad de México. La convulsa historia de México interpretada por Diego Rivera en el mural Epopeya del pueblo mexicano fungió de introducción para que el presidente Andrés Manuel López Obrador diera la bienvenida a Palacio Nacional al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken.
Se trataba de una visita oficial para discutir un tema prioritario para la relación mutua: seguridad. Aunque antes de entrar a los debates, el mandatario mexicano aprovechó la oportunidad para compartir con el alto funcionario de la Casa Blanca el trayecto histórico que ha conducido a México hasta su presente.
Varias veces, en el transcurso del diálogo bilateral, el Presidente destacó la relevancia de la relación entre México y Estados Unidos y dijo que “sería inconcebible” que no se entendieran.
La agenda pública empezó con la habitual conferencia matutina. Ahí, López Obrador subrayó que no se puede alcanzar ningún acuerdo si no hay respeto mutuo a la soberanía.
Defendió la política exterior mexicana basada en la máxima juarista: “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”; al igual que el asilo ofrecido al ex mandatario de Bolivia, Evo Morales, en noviembre de 2019, cuando “no le avisamos al gobierno de Estados Unidos ni ellos se atrevieron a decirnos nada, fue una decisión soberana”, y que emuló con la determinación del ex presidente Lázaro Cárdenas de refugiar en su momento a las comunidades judías y españolas.
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La mañanera fue inusualmente corta, pues debía recibir a la delegación del gobierno del presidente estadunidense Joe Biden. Luego, López Obrador viajó a Lerdo, Durango.
Desde temprana hora, los funcionarios que participaron en las delegaciones del Diálogo de Alto Nivel de Seguridad comenzaron a llegar a Palacio Nacional. El mandatario recibió personalmente a Blinken en el Patio Central y cumplió el protocolo que sigue con sus invitados: lo condujo por varios puntos del inmueble colonial hasta llegar a la escalinata principal, donde se erigen los 276 metros cuadrados de Epopeya del pueblo mexicano.
Compartió con el emisario de Biden su perspectiva sobre la historia de México –narrada en la gigantesca pieza mural del artista guanajuatense– y en particular sobre la relación de nuestro país con su vecino del norte, detallaría más adelante el propio secretario de Estado.
Ante los funcionarios de la Casa Blanca, el Presidente remarcó la importancia de que México y Estados Unidos mantengan una relación de entendimiento, cooperación, amistad y respetuosa de sus soberanías.
Pan de muerto
Fue en el Salón Leona Vicario donde se realizó un desayuno de trabajo para hablar de seguridad y otros temas relevantes para la relación bilateral: migración, economía, Covid-19 y crisis climática, de acuerdo con asistentes al encuentro que se desarrolló a puerta cerrada. El menú: café, fruta, tamales de chipilín y pan de muerto.
López Obrador y Blinken dieron las palabras introductorias. El mexicano lanzó la invitación para que Biden visite México.
Insistió en que si bien hay etapas históricas en las que los dos países se han alejado, los vínculos que los unen son más fuertes. “Nuestras relaciones culturales, ahora con 38 millones de mexicanos en Estados Unidos, 3 mil 180 kilómetros de frontera (común), los cambios económicos y comerciales en el mundo que nos demandan mayor unidad, integrarnos para consolidarnos como región en lo económico, en lo comercial”.
Blinken afirmó que el interés del presidente Biden es que se trabaje de manera conjunta para llevar a la realidad una colaboración de responsabilidad compartida que fructifique en beneficio de las dos naciones.
Horas más tarde, en Twitter, el Presidente indicó que en este diálogo “manifestamos nuestro ánimo de fortalecer la amistad y la cooperación para el desarrollo con respeto a las soberanías. Hay condiciones inmejorables para inaugurar una etapa nueva en la relación bilateral”.