Por un asunto moral, de su historia, Israel no puede ser refugio de torturadores, señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador en referencia a la carta que envió el mes pasado al primer ministro, Naftalí Bennett, para solicitar la extradición de Tomás Zerón, jefe de la Agencia de Investigación Criminal en el sexenio pasado.
Zerón es señalado por la Fiscalía General de la República de ordenar actos de tortura dentro del caso Ayotzinapa. El ex funcionario huyó a Israel en agosto de 2019, nación en la que se presume tiene contactos por las relaciones comerciales y proveeduría en materia de seguridad en las administraciones anteriores.
El mandatario mexicano dijo que en este tipo de situaciones no pueden prevalecer los criterios mercantiles por encima de lo moral y la memoria.
La misiva a Bennett fue enviada el 23 de septiembre y el gobierno de Israel dio acuse de recibo el jueves 30 de septiembre, pero aún no responde.
Ayer, el presidente López Obrador dijo que Zerón tuvo que ver “con todas las distorsiones de la investigación (sobre los normalistas de Ayotzinapa), o sea, cómo armaron toda la mentira de la desaparición de los jóvenes, y además mediante tortura para engañar”.
En seguida manifestó: “Israel no puede ser refugio de torturadores; con todo respeto. Ningún país, pero Israel menos, es un asunto de historia, es un asunto de moral, no se puede proteger a torturadores. (Argumentar) ‘Ah, pero es que teníamos empresas que estaban vendiendo servicios de seguridad y son empresas de nuestro país que tenían comunicación con estos funcionarios y tenemos que protegerlos’. No, no se puede. Lo comercial, lo mercantil (no debe) estar por encima de lo moral y de la memoria. Entonces, vamos a esperar”.
Difusión máxima en caso Ayotzinapa
Por otro lado, refrendó la decisión de transparentar todos los documentos disponibles relacionados con crímenes del pasado, aun cuando organizaciones defensoras de derechos humanos, familiares de los jóvenes e incluso abogados del gobierno consideren que esta divulgación afecta el debido proceso.
Dijo que “hay la voluntad de transparentar todo” y esa instrucción ha dado. Esto también tiene como propósito dejar en claro que su gobierno no es igual a los anteriores y no va a permitir –advirtió– que se le mida con la misma vara. “No somos lo mismo. No somos iguales”, sostuvo.
El Presidente dio la instrucción de difusión máxima de la documentación disponible del caso Ayotzinapa, ante las versiones de que el Ejército no quería entregar información, “y para que no quedara duda, porque no debe haber medias tintas, indefiniciones” y tampoco manipulaciones ni chantajes.
De la misma manera, dijo, se actuó con el caso del general Salvador Cienfuegos, al hacer público el expediente de la investigación que se le seguía en Estados Unidos.
“Imagínense que nos tengan agarrados, sometidos, ¿qué autoridad tenemos? Entonces sí, ni nos piden permiso y se meten y violan nuestra soberanía, como era antes”, dijo, y ahí está como ejemplo la venia del gobierno mexicano a Estados Unidos para el plan Rápido y Furioso (introducción ilegal de armas), durante la administración de Felipe Calderón.